lunes, 21 de junio de 2010

CAPITULO 1 Panorama internacional del agua

El agua es un recurso natural imprescindible para la vida. A lo largo de la historia del hombre este elemento ha jugado un papel fundamental para asegurar su bienestar y subsistencia. A pesar de que un 70% del planeta que habitamos sea agua, solo el 2.5% es agua dulce, de este porcentaje, dos tercios se encuentra en glaciares y casquetes polares, por lo cual menos del 1% se encuentra disponible y es apta para el uso humano.
El ciclo natural del agua y su constante renovación harían parecer que, independientemente de su reparto irregular a nivel mundial, sería suficiente para lograr satisfacer las necesidades humanas. Empero, un panorama donde el consumo del agua se ha cuadruplicado en el curso de los últimos cincuenta años debido a que la población mundial se ha triplicado, las superficies irrigadas se han multiplicado por seis y la demanda de agua se ha multiplicado por siete , dilucida que la situación actual en que se encuentran los recursos hídricos del planeta, esta directamente relacionada con la explotación irracional de los recursos naturales por parte del hombre y con el modelo de desarrollo que ha prevalecido en las últimas décadas.
En una tónica anunciada ya a las puertas del siglo XXI donde el agua prometía tomar el papel que tuvo el petróleo durante el siglo XX al ser vista como una mercancía que determina la riqueza y el poder una nación, este elemento está siendo parte de la devastación ambiental que, al igual que otros muchos recursos naturales, no ha escapado a la “lógica del mercado” y se esta convirtiendo en una mercancía. Esta realidad a comprometido ya el abastecimiento del vital líquido para una gran parte de la población mundial, evidenciando el incremento de la pobreza, la marginación y el deterioro de la calidad de vida de un gran número de personas.
Actualmente más de 1,000 millones de seres humanos carecen de acceso al agua potable, alrededor de 2,000 millones de personas no cuentan con servicios de saneamiento necesario y un gran número de muertes a nivel mundial se deben a enfermedades ocasionadas por agua contaminada . En contraste con una industria mundial del agua que en los últimos años ha ido a la alza y según estimaciones del Banco Mundial para 2001 tenía un valor que rondaba el billón de dólares (USD) anuales , poniendo en claro que bajo la lógica de privatización y liberalización de los diversos sectores del agua, se ha privilegiado el reconocimiento del acceso al agua como una “necesidad” que puede ser satisfecha mediante los servicios del sector privado y no como un derecho fundamental, lo cual implicaría la responsabilidad de los gobiernos para garantizar el acceso al agua, independientemente de la existencias de un beneficio económico.
Estas serán las dos vertientes a analizar en el presente capítulo para entender como se han desarrollado, por un lado una tendencia hacia la privatización del agua en específico de los servicios y la gestión del agua principalmente en los países en desarrollo, y por otro cuales han sido los avances para lograr el reconocimiento del acceso al agua como un derecho humano, considerando su relación con otros derechos como el derecho a la vida, a la vivienda, a la alimentación y a la salud.
1.1 El modelo neoliberal y la privatización del agua
Desde las últimas décadas del siglo pasado, en un contexto de crisis y endeudamiento de los países subdesarrollados, el pensamiento neoliberal tomo un papel fundamental a nivel internacional . Con la clara intensión de expandir los sistemas y valores del libre mercado, bajo la tutela de Estados Unidos e instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comerciales (GATT: General Agreement on Tariffs and Trade) -sustituido en 1995 por la Organización Mundial del Comercio (OMC)-, surge un conjunto de principios favorables al mercado conocido como “Consenso de Washington” cuyas reglas fundamentales según Chomsky son: liberalizar el comercio y las finanzas, dejar que los mercados creen los precios (“conseguir precios correctos”), acabar con la inflación (“estabilidad macroeconómica”) y privatizar. El estado debe “quitarse de en medio” .
Esto sentó las bases para que los países que se encontraban atizados por una situación creciente de deuda –principalmente los países del sur- y en busca de créditos, accedieran a implementar los Programas de Ajuste Estructural (PAE), promovidos por dichos organismos financieros internacionales, lo cual los comprometía a realizar cambios en sus políticas económicas y sociales para que estas fueran acordes al libre mercado y abrieran las puertas a la inversión privada. “Como consecuencia, una nueva realeza global planifica ahora con criterios centralistas la economía mundial, creando situaciones humanas de privación y destruyendo la naturaleza cuando ello es necesario.”

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