viernes, 25 de junio de 2010

introducción

El papel de la clase media en el proceso de transición democrática en Chile (1987-1990)

La redemocratización de Chile fue el resultado de la misma catarsis del modelo democrático en el país, la cual comenzó la mañana del 11 de septiembre de 1973, con un bombardeo a la residencia presidencial de Chile, el Palacio de La Moneda, que dio inicio a una dictadura encabezada por Augusto Pinochet que duraría 17 años. Durante este lapso, Chile transformó su constitución, sus instituciones y su sociedad en repetidas ocasiones.
La llegada de las Fuerzas Armadas fue propuesta como un periodo transitorio en lo que se restablecería el orden pre-Allende, en el que la pirámide social iba ensanchando su base y delimitando su punta. Siguiendo los lineamientos y requisitos que la democracia a la usanza occidental, donde se propone a la convocatoria a elecciones como un elemento clave para cumplir con los requisitos de la democracia,1 se convocó a un plebiscito a nivel nacional en 1980.
Entonces, fue la primera vez que, al intentar legitimar el régimen y las medidas que indirectamente segregaban a la población, la Junta Militar pretendió llevar a cabo una jornada electoral democrática y la población chilena siguió el juego fingiendo que daba su verdadera opinión sin temor alguno a cualquier represalia proveniente del Estado.
En la consulta de 1980, preguntó a la población si avalaba la permanencia del general Augusto Pinochet en la presidencia de Chile, así como la puesta en vigor de una nueva Constitución de la que poco sabían. En dicho documento, se limitaban los derechos políticos y se institucionalizaba un periodo presidencial de 8 años y la reelección indefinida del mandatario en turno. El acto de 1980 pasó con una considerable oposición, dadas las circunstancias, pero sin la suficiente fuerza que presionaría al régimen para retirarse del poder2.
Numerosos trabajos e investigaciones han revelado que este plebiscito tuvo un nivel de participación relativamente alto. Sin embargo, el electorado chileno estaba más temeroso que convencido del beneficio de seguir con el régimen a la hora de emitir el voto.
Si bien la crisis económica más aguda sufrida en el Chile contemporáneo fue en los primeros años de la dictadura, para 1983, la sociedad, perceptiblemente fastidiada de ver decrecer su nivel de vida, salió a las calles en lo que ahora se conoce como la “primera protesta”. Esta primera muestra de repudio fue reprimida por carabineros y agentes encubiertos de la DINA (servicio de inteligencia del régimen). Hubo arrestos masivos, torturas y la sistemática violación de los derechos humanos en el modus operandi que caracterizaba ya a la junta.
Estas expresiones de la sociedad civil se vieron también influenciadas por el resurgimiento clandestino de partidos políticos que se rehusaban a desaparecer, así como por el nacimiento de las agrupaciones civiles de familiares de víctimas de tortura y de las famosas desapariciones forzosas.
Durante estos años, la sociedad chilena seguía con un malestar que no le permitía olvidar los acontecimientos desatados desde 1973, pero a la vez temía las consecuencias que cualquier levantamiento popular pudiese causar. Para marzo de 1985, las agrupaciones civiles, con miembros que en su mayoría provenían de la clase media chilena, salieron de nuevo a las calles a protestar en contra del régimen y de las políticas económicas y de represión que cada vez encarecían más a los hogares chilenos. Estas manifestaciones tuvieron como resultado un saldo de 375 detenidos en Santiago y más de 400 en todo el país.
En todas las protestas, hubo representantes de todos los extractos sociales de Chile, aunque los más numerosos eran los pertenecientes a la clase media. Además, cabe destacar, las marchas y los cacerolazos se llevaron a cabo en barrios tradicionalmente clasemedieros.
A partir de 1986, con la llegada de Hernán Büchi (de 36 años en aquel entonces) a la cabeza del Ministerio de Economía, los chilenos vieron su suerte cambiar y su calidad de vida incrementar, aunque, en realidad, sólo lograron recuperarse al mismo nivel de 1970 hasta 19923.
Por otro lado, las presiones cada vez más fuertes y recurrentes por parte de la comunidad internacional hacia el régimen en lo referente a la violación de los derechos humanos, cimentaron el camino para que los líderes de partidos que rigieron al país durante algunos lapsos del siglo XIX y durante todo el siglo XX hasta el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, lograran realizar una exitosa campaña que promocionaba el “no” (a la permanencia de la Junta Militar) en el plebiscito de 1988. Dicha campaña fue exitosa y para 1988, las cifras reflejaron un descontento más claro que en 19804.
Con el “no” por delante, los organizadores de la laboriosa campaña, la mayoría provenientes de las cúpulas del partido Democracia Cristiana, se dieron a la tarea de concretar lo que sería la Concertación de Partidos por la Democracia, compuesta por 16 partidos que unieron sus fuerzas y su capital político para derrotar al régimen.
Se presume que en las elecciones, el mayor peso político lo tuvo la clase media al ser la que se encargó de la organización y la realización de las protestas de principios de los 80, las cuales sirvieron de antecedente del plebiscito de 1988. En este contexto, el voto la clase media fue la que hizo la diferencia tanto en 1988 como en las elecciones presidenciales y legislativas de 1989 que llevaron a la Democracia Cristiana al poder. Pero no se debe confundir el peso político con el peso electoral.
Lo que realmente sucedió en Chile fue que los acuerdos se llevaron a cabo a puerta cerrada y la clase media fue utilizada como carne de cañón que legitimizaría todo el proceso al representar la voluntad del pueblo. Esto es lo que se plantea en la investigación y lo que se demostrará a través del análisis del caso.
El objeto de estudio en esta investigación será la clase media chilena. Es importante estudiar el proceso por medio del cual, según medios e instituciones, fue protagonista. Sin embargo, veremos, a través de este análisis, que su participación fue limitada. La relevancia de estudiarla descansa en el hecho de que la clase media chilena es un ícono en la región.
En la redemocratización chilena, se dio una fachada ante la comunidad internacional, y ante la misma clase media, de plena participación y de una enorme influencia en el episodio de la historia chilena en su totalidad. Parecería que su actuación en la democratización de Chile fue la de un grupo social legitimizador durante las campañas y votos en la jornada electoral.
En el discurso, este extracto aportó líderes y la ideología que encaminó hacia la democratización. En este contexto, el trabajo que aquí se presenta revisará los acontecimientos y el desarrollo del proceso. Este estudio demostrará que las bases fácticas del movimiento no necesariamente tuvieron sustento en la clase media, y que su papel se limitó a la cantidad de votos que aportó dentro y fuera de su seno. Es decir, que la clase media chilena, lejos de ser actriz del proceso, fue una herramienta de las élites para su realización y legitimación.
Si bien las transiciones democráticas en América Latina se dieron en dos décadas, la mayoría albergan factores comunes que, según el caso, han sido elementos para su triunfo o fracaso, dependiendo del ámbito (económico, político y social). Cabe destacar que, en los últimos años, se han experimentado numerosas protestas contra el modelo económico implantado por estos regímenes democráticos a lo largo y ancho de la región.
La trascendencia de este tema radica en el hecho de que Chile, potencia regional, ha registrado uno de los mayores crecimientos macroeconómicos de América Latina y ha aplicado diversos programas para el combate a la pobreza, sin llegar al asistencialismo, contrario al resto de la zona. Sin embargo, no se ha logrado evitar, o al menos compensar, la polarización social que la nación ha vivido en las últimas décadas.
La meta de una investigación de esta índole es destacar la importancia de Chile en la región como uno de los líderes de América Latina. Además, este estudio contextualiza y explica la posición actual del país a través de un estudio de su pasado reciente.
A finales de la década de 1980, la sociedad civil en Chile, liderada por la clase media, se organizó para, de diferentes maneras, repudiar el régimen dirigido por el General Augusto Pinochet desde 1973. Y pese a que el cambio no tardó ni un lustro en darse, ni las manifestaciones ni las gestiones del grueso de la población chilena fueron de los factores más importantes para que se diera el proceso de redemocratización en la potencia sudamericana, sino los acuerdos entre las cúpulas económicas y políticas.
Antes de llegar a conclusiones adelantadas y a sobrevalorar las acciones de la sociedad civil, se debe tomar en cuenta el contexto internacional y los actores clave en el cambio. Al estudiar este periodo específico de la historia latinoamericana, así como el desarrollo de la transición, sale a la luz que la clase media y los sectores más bajos de la sociedad chilena tuvieron un papel legitimador que llevaría a la celebración de las elecciones legislativas y presidenciales de 1989. En este sentido, los acuerdos con la cúpula militar, se llevaron a puertas cerradas con las élites económicas y políticas en el país.
En esta investigación, el método empleado es el deductivo, ya que a partir de un todo, representado por la sociedad chilena, se puede estudiar el papel que tuvo la clase media de la potencia sudamericana.
En cuestiones más técnicas, la compilación bibliográfica y hemerográfica serán la base del desarrollo de este trabajo. Sin embargo, también se contemplan entrevistas con personas involucradas en el proceso, en su mayoría expatriados chilenos, quienes directa o indirectamente se vieron obligados a salir de su país debido al régimen pinochetista.
De está manera, a lo largo del trabajo, se delimitará cronológicamente a la transición democrática en Chile, definir a la clase media por medio de datos estadísticos correspondientes al periodo a tratar y establecer cuáles los diferentes actores que intervinieron en el proceso de redemocratización chilena.
Asimismo, se demostrará que, si bien la movilización de la clase media fue un factor clave para el levantamiento de la oposición para el plebiscito de 1988 y para las elecciones generales de 1989, el triunfo no se debió a ésta, igualmente, se situará a Chile como parte de América del Sur que a pesar de las recientes pugnas por el liderazgo de la región, aprendiendo de los errores del pasado y creatividad hacia el futuro puede llegar a ser la cabeza de la región y finalmente se hará un antecedente de la realidad chilena actual y que se encuentre en esta investigación la causa de los acontecimientos recientes en Chile y su reflejo en América Latina.
El capitulado de esta tesina se dividirá en dos. Primero, se examinarán los antecedentes cronológicos, que incluirá la realidad previa al desarrollo del proceso dentro y fuera de Chile. Este apartado incluirá los grandes momentos económicos del país durante la dictadura, los cuales incidieron en todos los sectores y chilenos y los encaminaron a participar en movilizaciones sociales, que se reflejarían en el voto de 1988 y las elecciones de 1989.
El segundo apartado engloba a los actores políticos que participaron en la redemocratización chilena. Se tocará a la iglesia, los partidos políticos y se enfatizará en la clase media, a la cual se definirá conceptualmente y posteriormente, se expondrá su papel en el proceso.
Finalmente, las conclusiones demostrarán que la clase media tuvo un papel electoral, mas no ideológico en este periodo clave para la historia latinoamericana.

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