lunes, 28 de junio de 2010

Es México socio comercial clave para Corea del Sur

Entrevista con el embajador de Corea del Sur en la que destaca los lazos económicos. Ojo. Trae cifras interesantes. (recuerden que esta liga caduca en 48 hrs.)
Saludos

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Agenda de eventos 28 junio-2 julio

Compañeros:
Una sesión más, y como lo prometí, pero no pude cumplir, les paso la agenda de eventos.
Saludos
http://www.reforma.com/libre/online/envialo/promo_libre.asp?pagina=http://www.reforma.com/internacional/Articulo/562/1123313/&md5=bad17d0493489d9ce5195c7df2707aa6&fg=d2c32703173f70ca463df3838dfe40a4

domingo, 27 de junio de 2010

Martes 29


Hola a todos,
tengo una pregunta, para el martes tenemos que llevar
la tesina ya engargolada y el formato que falta impreso?

Gracias!

viernes, 25 de junio de 2010

introducción

El papel de la clase media en el proceso de transición democrática en Chile (1987-1990)

La redemocratización de Chile fue el resultado de la misma catarsis del modelo democrático en el país, la cual comenzó la mañana del 11 de septiembre de 1973, con un bombardeo a la residencia presidencial de Chile, el Palacio de La Moneda, que dio inicio a una dictadura encabezada por Augusto Pinochet que duraría 17 años. Durante este lapso, Chile transformó su constitución, sus instituciones y su sociedad en repetidas ocasiones.
La llegada de las Fuerzas Armadas fue propuesta como un periodo transitorio en lo que se restablecería el orden pre-Allende, en el que la pirámide social iba ensanchando su base y delimitando su punta. Siguiendo los lineamientos y requisitos que la democracia a la usanza occidental, donde se propone a la convocatoria a elecciones como un elemento clave para cumplir con los requisitos de la democracia,1 se convocó a un plebiscito a nivel nacional en 1980.
Entonces, fue la primera vez que, al intentar legitimar el régimen y las medidas que indirectamente segregaban a la población, la Junta Militar pretendió llevar a cabo una jornada electoral democrática y la población chilena siguió el juego fingiendo que daba su verdadera opinión sin temor alguno a cualquier represalia proveniente del Estado.
En la consulta de 1980, preguntó a la población si avalaba la permanencia del general Augusto Pinochet en la presidencia de Chile, así como la puesta en vigor de una nueva Constitución de la que poco sabían. En dicho documento, se limitaban los derechos políticos y se institucionalizaba un periodo presidencial de 8 años y la reelección indefinida del mandatario en turno. El acto de 1980 pasó con una considerable oposición, dadas las circunstancias, pero sin la suficiente fuerza que presionaría al régimen para retirarse del poder2.
Numerosos trabajos e investigaciones han revelado que este plebiscito tuvo un nivel de participación relativamente alto. Sin embargo, el electorado chileno estaba más temeroso que convencido del beneficio de seguir con el régimen a la hora de emitir el voto.
Si bien la crisis económica más aguda sufrida en el Chile contemporáneo fue en los primeros años de la dictadura, para 1983, la sociedad, perceptiblemente fastidiada de ver decrecer su nivel de vida, salió a las calles en lo que ahora se conoce como la “primera protesta”. Esta primera muestra de repudio fue reprimida por carabineros y agentes encubiertos de la DINA (servicio de inteligencia del régimen). Hubo arrestos masivos, torturas y la sistemática violación de los derechos humanos en el modus operandi que caracterizaba ya a la junta.
Estas expresiones de la sociedad civil se vieron también influenciadas por el resurgimiento clandestino de partidos políticos que se rehusaban a desaparecer, así como por el nacimiento de las agrupaciones civiles de familiares de víctimas de tortura y de las famosas desapariciones forzosas.
Durante estos años, la sociedad chilena seguía con un malestar que no le permitía olvidar los acontecimientos desatados desde 1973, pero a la vez temía las consecuencias que cualquier levantamiento popular pudiese causar. Para marzo de 1985, las agrupaciones civiles, con miembros que en su mayoría provenían de la clase media chilena, salieron de nuevo a las calles a protestar en contra del régimen y de las políticas económicas y de represión que cada vez encarecían más a los hogares chilenos. Estas manifestaciones tuvieron como resultado un saldo de 375 detenidos en Santiago y más de 400 en todo el país.
En todas las protestas, hubo representantes de todos los extractos sociales de Chile, aunque los más numerosos eran los pertenecientes a la clase media. Además, cabe destacar, las marchas y los cacerolazos se llevaron a cabo en barrios tradicionalmente clasemedieros.
A partir de 1986, con la llegada de Hernán Büchi (de 36 años en aquel entonces) a la cabeza del Ministerio de Economía, los chilenos vieron su suerte cambiar y su calidad de vida incrementar, aunque, en realidad, sólo lograron recuperarse al mismo nivel de 1970 hasta 19923.
Por otro lado, las presiones cada vez más fuertes y recurrentes por parte de la comunidad internacional hacia el régimen en lo referente a la violación de los derechos humanos, cimentaron el camino para que los líderes de partidos que rigieron al país durante algunos lapsos del siglo XIX y durante todo el siglo XX hasta el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, lograran realizar una exitosa campaña que promocionaba el “no” (a la permanencia de la Junta Militar) en el plebiscito de 1988. Dicha campaña fue exitosa y para 1988, las cifras reflejaron un descontento más claro que en 19804.
Con el “no” por delante, los organizadores de la laboriosa campaña, la mayoría provenientes de las cúpulas del partido Democracia Cristiana, se dieron a la tarea de concretar lo que sería la Concertación de Partidos por la Democracia, compuesta por 16 partidos que unieron sus fuerzas y su capital político para derrotar al régimen.
Se presume que en las elecciones, el mayor peso político lo tuvo la clase media al ser la que se encargó de la organización y la realización de las protestas de principios de los 80, las cuales sirvieron de antecedente del plebiscito de 1988. En este contexto, el voto la clase media fue la que hizo la diferencia tanto en 1988 como en las elecciones presidenciales y legislativas de 1989 que llevaron a la Democracia Cristiana al poder. Pero no se debe confundir el peso político con el peso electoral.
Lo que realmente sucedió en Chile fue que los acuerdos se llevaron a cabo a puerta cerrada y la clase media fue utilizada como carne de cañón que legitimizaría todo el proceso al representar la voluntad del pueblo. Esto es lo que se plantea en la investigación y lo que se demostrará a través del análisis del caso.
El objeto de estudio en esta investigación será la clase media chilena. Es importante estudiar el proceso por medio del cual, según medios e instituciones, fue protagonista. Sin embargo, veremos, a través de este análisis, que su participación fue limitada. La relevancia de estudiarla descansa en el hecho de que la clase media chilena es un ícono en la región.
En la redemocratización chilena, se dio una fachada ante la comunidad internacional, y ante la misma clase media, de plena participación y de una enorme influencia en el episodio de la historia chilena en su totalidad. Parecería que su actuación en la democratización de Chile fue la de un grupo social legitimizador durante las campañas y votos en la jornada electoral.
En el discurso, este extracto aportó líderes y la ideología que encaminó hacia la democratización. En este contexto, el trabajo que aquí se presenta revisará los acontecimientos y el desarrollo del proceso. Este estudio demostrará que las bases fácticas del movimiento no necesariamente tuvieron sustento en la clase media, y que su papel se limitó a la cantidad de votos que aportó dentro y fuera de su seno. Es decir, que la clase media chilena, lejos de ser actriz del proceso, fue una herramienta de las élites para su realización y legitimación.
Si bien las transiciones democráticas en América Latina se dieron en dos décadas, la mayoría albergan factores comunes que, según el caso, han sido elementos para su triunfo o fracaso, dependiendo del ámbito (económico, político y social). Cabe destacar que, en los últimos años, se han experimentado numerosas protestas contra el modelo económico implantado por estos regímenes democráticos a lo largo y ancho de la región.
La trascendencia de este tema radica en el hecho de que Chile, potencia regional, ha registrado uno de los mayores crecimientos macroeconómicos de América Latina y ha aplicado diversos programas para el combate a la pobreza, sin llegar al asistencialismo, contrario al resto de la zona. Sin embargo, no se ha logrado evitar, o al menos compensar, la polarización social que la nación ha vivido en las últimas décadas.
La meta de una investigación de esta índole es destacar la importancia de Chile en la región como uno de los líderes de América Latina. Además, este estudio contextualiza y explica la posición actual del país a través de un estudio de su pasado reciente.
A finales de la década de 1980, la sociedad civil en Chile, liderada por la clase media, se organizó para, de diferentes maneras, repudiar el régimen dirigido por el General Augusto Pinochet desde 1973. Y pese a que el cambio no tardó ni un lustro en darse, ni las manifestaciones ni las gestiones del grueso de la población chilena fueron de los factores más importantes para que se diera el proceso de redemocratización en la potencia sudamericana, sino los acuerdos entre las cúpulas económicas y políticas.
Antes de llegar a conclusiones adelantadas y a sobrevalorar las acciones de la sociedad civil, se debe tomar en cuenta el contexto internacional y los actores clave en el cambio. Al estudiar este periodo específico de la historia latinoamericana, así como el desarrollo de la transición, sale a la luz que la clase media y los sectores más bajos de la sociedad chilena tuvieron un papel legitimador que llevaría a la celebración de las elecciones legislativas y presidenciales de 1989. En este sentido, los acuerdos con la cúpula militar, se llevaron a puertas cerradas con las élites económicas y políticas en el país.
En esta investigación, el método empleado es el deductivo, ya que a partir de un todo, representado por la sociedad chilena, se puede estudiar el papel que tuvo la clase media de la potencia sudamericana.
En cuestiones más técnicas, la compilación bibliográfica y hemerográfica serán la base del desarrollo de este trabajo. Sin embargo, también se contemplan entrevistas con personas involucradas en el proceso, en su mayoría expatriados chilenos, quienes directa o indirectamente se vieron obligados a salir de su país debido al régimen pinochetista.
De está manera, a lo largo del trabajo, se delimitará cronológicamente a la transición democrática en Chile, definir a la clase media por medio de datos estadísticos correspondientes al periodo a tratar y establecer cuáles los diferentes actores que intervinieron en el proceso de redemocratización chilena.
Asimismo, se demostrará que, si bien la movilización de la clase media fue un factor clave para el levantamiento de la oposición para el plebiscito de 1988 y para las elecciones generales de 1989, el triunfo no se debió a ésta, igualmente, se situará a Chile como parte de América del Sur que a pesar de las recientes pugnas por el liderazgo de la región, aprendiendo de los errores del pasado y creatividad hacia el futuro puede llegar a ser la cabeza de la región y finalmente se hará un antecedente de la realidad chilena actual y que se encuentre en esta investigación la causa de los acontecimientos recientes en Chile y su reflejo en América Latina.
El capitulado de esta tesina se dividirá en dos. Primero, se examinarán los antecedentes cronológicos, que incluirá la realidad previa al desarrollo del proceso dentro y fuera de Chile. Este apartado incluirá los grandes momentos económicos del país durante la dictadura, los cuales incidieron en todos los sectores y chilenos y los encaminaron a participar en movilizaciones sociales, que se reflejarían en el voto de 1988 y las elecciones de 1989.
El segundo apartado engloba a los actores políticos que participaron en la redemocratización chilena. Se tocará a la iglesia, los partidos políticos y se enfatizará en la clase media, a la cual se definirá conceptualmente y posteriormente, se expondrá su papel en el proceso.
Finalmente, las conclusiones demostrarán que la clase media tuvo un papel electoral, mas no ideológico en este periodo clave para la historia latinoamericana.

jueves, 24 de junio de 2010

capitulo 2 (terminado y final)

CAPITULO 2. POLITICA MIGRATORIA
Debido a que uno de los objetivos de éste trabajo es mostrar cual es la política migratoria que rige México en los últimos cuatros años, se procederá a dar una introducción sobre que es una política migratoria para que posteriormente entremos de lleno a las leyes migratorias que han regido a México, esto con el propósito que tener un panorama de la situación por la cual ha pasado nuestro país y finalmente hacer un análisis de la política migratoria en México de 2006 a 2010.
Se puede definir como política migratoria de un estado a una política pública, que contiene un cuadro normativo de acción dirigido al manejo de los asuntos migratorios de un país.
Para Mónica Vera define que “… la política migratoria es el derecho fundamental que tiene un Estado soberano para controlar y vigilar los intereses de sus territorio. Para llevar a cabo dicha política se requiere que el estado establezca los límites territoriales o fronteras terrestres y marítimas…”
En este sentido, en la política migratoria mexicana habría que tomar en cuenta dos grandes áreas. Por un lado, la que corresponde concretamente a las medidas que debe tomar México de manera interna, y las que deberían adoptarse en forma conjunta y coordinada con Estados Unidos (por ser el país más directo y por el constante flujo de centroamericano en su tránsito para llegar al país del norte). Por lo que la política migratoria mexicana debe profundizar su enfoque regional.
Es importante reconocer que dicha política migratoria mexicana establece que mientras exista un gran número de connacionales que no encuentre en su país un contexto económico, social y cultural que le permita su pleno desarrollo y bienestar y estimule su persistencia en el país, siempre habrá motivos para emigrar al exterior. Lo cual conlleva oportunidades y costos para México, aunque todavía las autoridades correspondientes aún no saben con certeza como medirlos y administrarlos.
Por otro lado, el gobierno mexicano al desarrollar y aplicar sus leyes y políticas migratorias, México debe hacerlo con pleno respeto de los derechos humanos de los migrantes legales y no legales, independientemente de su nacionalidad, así como con respeto al derecho de refugio y asilo y en apego a los instrumentos internacionales en esta materia.
Si el objetivo es revertir nuestra histórica tendencia migratoria, esta política involucraría, forzosamente, objetivos económicos y sociales. Se debe destacar que sólo se puede cambiar nuestra característica de país expulsor si somos capaces de absorber a la población trabajadora, ofreciéndole la posibilidad de una vida digna y confortable como producto de su trabajo, sin excusas. Es importante señalar que, hasta ahora la migración responde a un fenómeno social, de tal suerte que la única migración que deberíamos observar a largo plazo es la que se produzca como resultado de decisiones individuales.
2.1.- LEYES MIGRATORIAS MEXICANAS
Como en cualquier estado-nación, México, a través de los años que le ha llevado a consolidarse como tal, ha desarrollado una política migratoria proyectada a la protección de sus intereses a nivel general, teniendo orígenes en el siglo XIX.
Por lo que en el siglo XX la regulación migratoria continuó con su proceso de transformación, acorde a las necesidades del país; tales cambios quedaron registrados en leyes las cuales se describirán brevemente:
2.1.1- LEY DE INMIGRACION 1909. Primeras Restricciones
Esta ley se expidió en 1908 y entró en vigor en 1909, siendo presidente de la República Porfirio Diaz. En esta ley se manifestó, la libre entrada al país de todo elemento que no sea notoriamente nocivo en el orden moral ni en el sanitario, no estableciéndose más prohibiciones que las indispensables, como;
1.- No prohíbe la entrada a extranjeros afectados de enfermedades transmisibles de carácter grave por puerto de mar, sino que sean aislados en un hospital hasta su curación. Se les prohíbe desembarcar a extranjeros que a su arribo padezcan de una enfermedad transmisible de carácter crónico, a menos de un permiso especial asegurando que por sus propios medio se pondrán en curación, manteniéndose aislados.
2.- Prohibida la entrada a mujeres menores de 25 años, a menores de edad, ancianos
Para dicho proyecto se tomaron en cuenta varias de las leyes expedidas sobre la materia en los EEUU, por considerar que algunos de sus principios eran aplicables a México, ya que no solo en el caso de México si no de la mayoría de otros Estados nación, el interés sobre el fenómeno migratorio es el mismo.
Se cambio ésta ley porque se consideraba un obstáculo para regular el ingreso de extranjeros al territorio nacional, de hecho ésta ley no hace referencia a la expedición de documentos migratorios, ya que en ese entonces la migración no representaba un problema de orden político y social.
2.1.2.- LEY DE INMIGRACION 1926.
Comienza el control en zonas fronterizas
Como toda ley, debe de reformarse o crear una nueva ley que se adopte a las necesidades de la época actual, por lo que para estos años, era evidente que la anterior ley era deficiente, si bien ya se señaló que la emigración no había sido considerada como objeto de reglamentación. El incremento de la migración extranjera a México se incrementaba cada vez más, por lo que el Gobierno tenía que fijar métodos para el control de dicho flujo.
Por lo que en marzo de 1926 Plutarco Elías Calles promulgó una nueva ley de migración (derogando la ley antes mencionada). En general los puntos que se destacan son;
1.- En esta ley se establecía la obligación de los extranjeros de someterse a inspecciones de las autoridades migratorias y de comprobar su buena conducta, si tenía una profesión y la manera honesta de vivir;
2.-Se establece la diferencia entre inmigrante y emigrante;
3.- Uso de tarjetas de identificación para los inmigrantes;
4.- Se estable la facultad de las autoridades de migración para reglamentar las visitas de particulares a los buques, ya que tales visitas pueden violar la ley, inmigrando o emigrando ilegalmente;
Tales disposiciones pretendían evitar la entrada de individuos que no tengan el pleno goce de sus derechos, que no demuestren contar con los recursos suficientes para subsistir en el país, en un plazo mínimo de dos meses, y que puedan convertirse en un peligro para la sociedad.
En conjunto con lo anterior, se observa que con las disposiciones establecidas en ésta ley, da comienzo al control en las zonas fronterizas.
2.1.3.- LEY DE MIGRACION 1930
En diciembre de 1929, tuvo lugar la convenció de delegados de Migración, que comprende un periodo hasta julio de 1930. Y como toda iniciativa de Ley, el propósito es cubrir las necesidades de la época, éste proyecto contenía reformar importantes como la formalización de registro de extranjeros.
Otro avance fue la definición de Estado de que el servicio migratorio estaría a cargo de manera exclusiva de la Secretaría de Gobernación. Así como la diferencia absoluta entre No Inmigrante y la de Inmigrante.
2.1.5.- LEY GENERAL DE POBLACIÓN 1936
Algunos autores han escrito que la necesidad de implementar esta Ley General de Población en México, es el hecho de que su elevado crecimiento haya sido considerado un factor de riesgo a la seguridad nacional de EEUU.
Por lo que la Ley General de Población es un claro ejemplo de la manera en que un proceso global como lo es el crecimiento demográfico es asumido desde un espacio nacional que interactúa con otros.
Esta ley prohíbe “por tiempo indefinido la entrada al país de inmigrantes trabajadores” y multa a los contratistas de inmigrantes ilegales. Art. 1, inciso II, “La fusión étnica de los grupos nacionales, y el III, “El acrecentamiento del mestizaje nacional mediante la asimilación de los elementos extranjeros”
Como parte de nuestro objeto de estudio es importante destacar que con ésta ley se establece la categoría de transmigrante.
2.1.6.-LEY GENERAL DE POBLACIÓN DE 1947
En la exposición de motivos , hace referencia evidente “que han fracasado los intentos previos de asimilar a un alto porcentaje de los inmigrantes ya admitidos”, con base en las disposiciones legales previas.
Hay iniciativa de considerar la necesidad de ser selectivos con los flujos migratorios y simplifica la internación de inversionistas, técnicos, peritos o personal especializado.
Y lo más importante para este año es la admisión de los perseguidos políticos de países americanos (derecho de asilo).
2.1.7.- LEY GENRAL DE POBLACIÓN 1974
Teniendo como antecedente la Ley de 1947, se emite la Ley de 1974 la cual crea el Consejo Nacional de Población y amplía el asilo territorial a todos los extranjeros, se incluye la figura del rentista y se posibilita que los extranjeros puedan realizar actividades académicas y docentes, se regulariza la adquisición de bienes inmuebles acciones de empresas y se establecen sanciones, por primera vez, para los traficantes de indocumentados; y
De los puntos más destacables en ésta ley es que la Secretaría de Gobernación tomará medidas necesarias para ofrecer condiciones que faciliten el arraigo y la asimilación en México de investigadores, científicos y técnicos extranjeros.



2.2.- ANALISIS DE LA POLÍTICA MIGRATORIA DE 2006 A 2010
El objetivo de este apartado es hacer una reseña y un análisis de la situación de la política migratoria en México, en relación al último sexenio, para saber que tanto se ha trabajado en la materia migratoria.
2.2.1.- Política Migratoria en el sexenio de Felipe Calderón
Hablar de política migratoria en México, es un asunto pendiente de resolver por las contradicciones existentes entre el Gobierno Federal, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ONGs e incluso la propia iglesia, ya que si bien existen las bases de un política migratoria, no hay un documento que las integre explícitamente, abarcando sus tres dimensiones ya mencionadas, México como país de origen, tránsito y destino de migrantes.
Como ya se ha señalado, la legislación vigente tiene poco más 30 años, bajo un contexto esencialmente demográfico y de control migratorio, lo que ha llevado a que especialistas en la materia concluyan que México no tiene una política migratoria integral.
Si bien ya se ha señalado que el aumento de dichos flujos migratorios en México, ha sido un proceso complicado que ha llegado a formar parte de la agenda nacional aún se encuentran deficiencias en la legislación que rige este país.
Para dar un ejemplo, de lo existente podemos hacer la siguiente mención encontrada en la Constitución Política Mexicana, la cual dice que;
 Se Prohibe a los extranjeros hablar publicamente de política. (esto es una interpretación más no la realidad, más datos en este post)
 Reduce el derecho a la propiedad privada de los extranjeros.
 Niega a los extranjeros igualdad en sus derechos laborales.
 Permite la deportación sin juicio previo a los extranjeros.
 Retira la nacionalidad a aquellos que la obtienen pero que se ausentan.
 Permite que la sociedad civil arreste extranjeros (e.g. sin papeles) para ser deportados.
 No permite a los extranjeros nacionalizados tener los mismos derechos que un mexicano.
Durante estos últimos meses he sido “castigado” por hablar de política mexicana en ALT1040, cada día menos, tal vez porque muchos se dan cuenta que no les afecta sino que les beneficia tener un espacio abierto a la opinión y expresión de la gente que gobernará este país a partir de Diciembre; la realidad es que aquí nadie ve mal cuando un mexicano opina de la política del gobierno de George W. Bush en Estados Unidos, pero cuando es al revés, muchas veces hay problemas.
En el famoso artículo 33 de la constitución mexicana dice:
El Ejecutivo de la Unión tendrá la facultad exclusiva de hacer abandonar el territorio nacional, inmediatamente y sin necesidad de juicio previo, a todo extranjero cuya permanencia juzgue inconveniente
¿Se imaginan las reacciones extremas de gobiernos, grupos de derechos humanos, ONGs y asociaciones de inmigrantes en Estados Unidos si una entrada similar estuviera en la constitución de Estados Unidos?
Hoy me siento con más libertad de hablar sobre el tema migratorio y mis malas experiencias, probablemente porque los mexicanos sienten esa misma libertad de contar los tratos que reciben como inmigrantes o ilegales en Estados Unidos, la pregunta es, ¿si alla arriba cambian, aca abajo también?






La política migratoria del actual presidente Felipe Calderón, no se diferencia en nada de la del ex presidente Vicente Fox. Por considerarse que no hay ninguna iniciativa que por un lado reivindique a nuestros connacionales que, día a día, salen de nuestro país padeciendo de violaciones a sus derechos humanos como es sabido por parte de las propias autoridades migratorias mexicanas y obviamente estadunidenses.
Ha sido evidente que el tema migratorio, no depende de lo que haga el gobierno mexicano sino más bien de Estados Unidos. Por lo que podemos denominarla, como política unilateral, como acierta a decir Jorge Bustamante (Reforma, 22/08/07).
Ya que Estados Unidos ha sido quien ha definido dichas políticas a su conveniencia y a sus intereses, haciendo aún lado los nuestros.

CONCLUSION: SI HAY UNA POLITICA MIGRATORIA EN LO ESCRITO, PERO EN LAS ACCIONES NO.
NO ESTA DETERMINADA POR EEUU, YA QUE ELLOS PARA NADA QUIEREN A LOS MIGRANTES, PERO EN CIERTOS CASOS MEXICO REQUIERE DE MIGRANTES EN EL ÁREA LABORAL
POCO SE HA HECHO PARA EVOLUCIONAR LA LEGISLACIÓN POR LA EPOCA EN LA QUE NOS ENCONTRAMOS.

capitulo 1 (terminado y final)

CAPITULO 1

MIGRACIÓN EN LA FRONTERA SUR DE MÉXICO.
Éste primer capítulo tiene por objetivo presentar una descripción general de la zona fronteriza en el estado de Chiapas, no se tocaran muchas novedades sobre este tema tan atendido en la investigación social, simplemente se presentará desde otro ángulo que colabore en la percepción de los problemas fronterizos.
Desde la perspectiva internacional la importancia de esta zona aumenta conforme avanzan los tratados comerciales de México con Centroamérica, ya que Chiapas es la puerta principal de acceso al sur y geopolíticamente concentra una formidable riqueza de recursos naturales que pueden ser materia prima para casi cualquier industria del mundo.
1.1.- MIGRACIÓN y FRONTERA
Para poder ahondar en los temas que nos corresponden, referente a política migratoria y derechos humanos en la frontera sur de México, es importante definir conceptos que determinan el contexto actual de ambos temas ante nuestro planteamiento.
Los desplazamientos territoriales del hombre han sido
Parte de su propia historia; agudizados en determinados
Periodos, atenuados en otros; han estado condicionados
Por diferentes factores de naturaleza ambiental, cultural,
Demográfica, económica, religiosa y sociopolítica.
Así, la formación de naciones, estados e imperios, de una
Parte, y las guerras de otra, han dado lugar a migraciones
Tanto voluntarias como forzadas.

Se han referido varias definiciones sobre el concepto de migración, por lo que se mencionarán las que más se acercan y describen a la situación de México y Honduras.
La palabra migración, proviene de la raíz latina migratum, de migro, que se refiere a una idea de movimiento, de traslación, en este sentido pasar a vivir de un lugar a otro.
El Consejo Nacional de Población , define a la migración como el desplazamiento de personas que cambian su residencia habitual desde una unidad político-administrativa hacia otra, o que se mudan de un país a otro, en un periodo determinado .
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía , define que migración es el cambio de residencia de una o varias personas de manera temporal o definitiva, generalmente con la intención de mejorar su situación económica así como su desarrollo personal y familiar.
Stephen Castles dice que la migración es “… una acción colectiva que se origina en el cambio social y que afecta a toda la sociedad, tanto en las áreas de salida como en las de llegada”
Por su parte Manuel Ángel Castillo, señala que históricamente la migración ha sido vista como el uso de una facultad de las personas, de las familias y eventualmente de grupos más amplios, reconocida en la mayoría de los marcos jurídicos, como el principio de libertad de tránsito. En muchos sentidos, se reafirma no sólo como parte del ejercicio de un derecho, sino también como una acción las más de las veces voluntaria, y cuya decisión remite a la búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida.
La definición de éste autor, va más allá de las definiciones anteriores y la cual explica cómo debe de ser en la práctica el movimiento migratorio mexicano, donde se resaltan dos conceptos importantes que describen a la migración, el primero es facultad y el segundo es libertad de tránsito, más adelante se analizará la situación real de México frente estos dos conceptos y que tanto se apega ésta definición a la situación de los transmigrantes en su paso por nuestro país.
En conjunto con lo anterior, se puede definir en relación al concepto de migración al movimiento de personas las más de las veces voluntaria e incluso en varias ocasiones, quienes por razones económicas, políticas, sociales y culturales, se trasladan de su país de origen hacía otro, que le permitirá cumplir sus expectativas a una mejor calidad de vida, con características diferentes a acoplarse, en el cual la permanencia juega un papel determinante.
Respecto a las definiciones citadas y de acuerdo a la realidad que se presenta en México aplicable a nuestro punto de estudio que son los transmigrantes, podemos mencionar que el fenómeno migratorio es confuso y delicado de abordar en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea al momento de registrar la salida o al momento del retorno de los emigrantes, la inmigración permanente o temporal o bien la migración de tránsito, éstas manifestaciones de la migración se presentan con dimensiones y características diversas que expresan viejas y nuevas tendencias.
En México, la migración ha sido un fenómeno determinante en la configuración actual de nuestro país. En las últimas décadas la migración internacional se ha convertido en uno de los temas más importantes en la agenda nacional, debido a que somos uno de los principales países expulsores de mano de obra y un país de paso o de transición migratoria de un importante flujo de personas (transmigrantes ) que tiene como destino final los Estados Unidos.
Sin embargo, la migración no es un fenómeno exclusivo de nuestro país. De hecho algunos autores han considerado que vivimos en la era de migración internacional, pues ésta ha crecido en volumen e importancia desde 1945 y de manera particular desde mediados de los años ochenta . Este movimiento masivo de personas de un país a otro genera, tanto para las naciones expulsoras como para las receptoras, desequilibrios y demandas que no siempre son atendidos debidamente . Como lo veremos más adelante en el caso de nuestra frontera sur.
La migración como concepto y como variable susceptible de medición está referida a una parte del universo de desplazamientos constantes que toda población realiza hacia y desde distintas áreas geográficas con la finalidad de desarrollar actividades tanto económicas como, culturales, sociales, etc.
Cuando estos desplazamientos o movimientos territoriales implican un cambio de localidad o país y de residencia habitual, en ambos casos, nos enfrentamos al fenómeno de la migración, o sea, el movimiento que realiza la población y que implica un cambio de localidad (o país) y de residencia habitual, definido en un intervalo de tiempo determinado.
Las constituciones y leyes nacionales, reconocen el derecho de los ciudadanos al salir e ingresar a un territorio. Sin embargo, examinada la cuestión desde el punto de vista del país de acogida, los derechos de los inmigrantes no son en realidad los mismos que los derechos de los nacionales, dada la existencia en numerosos estados de normas restrictivas en materia de inmigración. Tal planteamiento se analizará en un próximo apartado para ver las incongruencias existentes en México frente a dicho fenómeno.
Habiendo señalado lo anterior, procederemos a definir ¿Qué es una frontera?, lo cual nos permitirá encontrar la relación existente de ambos conceptos a la aplicación con política migratoria y derechos humanos en el sur de México.
¿Qué es una Frontera?
Para definir que es una frontera podemos citar a Bernard Reitel y Patricia Zander , quien señala que el término de frontera más allá del sentido militar que solía dársele toma un sentido más político con la construcción de los Estados-naciones y se apoya entonces en el concepto de frontera natural: el límite de un territorio es tanto más legible y fácil de controlar cuando reposa sobre un obstáculo físico.
La frontera se vuelve una línea en el trazado a veces artificial sobre el terreno y es objeto de arreglos. Su presencia es sin embargo legitimada a través del concepto de frontera natural. La frontera política consiste por consiguiente en una separación entre dos territorios (dos soberanías en pleno ejercicio), que se materializa en la existencia de una discontinuidad frecuentemente representada por una línea. Se enfrentan dos sistemas políticos, se tratan de igual a igual, pero sus funcionamientos, sus modos de organización, sus sistemas jurídicos difieren.
Por otra parte, Oscar Martínez señala que, la frontera como línea que separa una nación de la otra a la vez que establece regiones periféricas de sus respectivas naciones. Otra definición que podemos tomar es la referente a que una frontera no como región delimitada por el espacio físico, sino como la vecindad geográfica que produce relaciones entre individuos de diferentes niveles de desarrollo económico, tradiciones, valores culturales y grados de poder
Es importante destacar que las fronteras poseen una identidad propia diferenciada del resto de los territorios nacionales. Son heterogéneas (esto incluye los ámbitos social, económico, político, cultural, étnico, demográfico y ambiental) y se integran en múltiples subregiones, con características marcadamente diferenciadas.
El término frontera no solo implica una línea imaginaria o real, terrestre o marítima, la cual divida a dos o más gobiernos, sino que una frontera si bien puede separar dos soberanías, el aspecto que divide a las naciones es diferente debido a que las personas se pueden identificadas respecto a ciertos hábitos, conductas e intereses, lo cual los hace pertenecer o no a un país, esto es lo que los hace identificarse con su nación y no con la frontera. En éste sentido, las fronteras, se constituyeron a partir del surgimiento de los Estados-Nación, donde la definición de un territorio sobre el cual ejercer sus respectivas soberanías las obligó a demarcar una entidad territorial.
El proceso de delimitación, en la mayoría de los casos, provocó conflictos entre los Estados que a su vez, se planteaban el control sobre determinada región. A lo cual es innegable que la solución absoluta a dichos conflictos fue, es y debe ser la vía de la negociación a base de tratados y/o acuerdos.
La delimitación de la frontera sur de México, como la de muchos otros países, no fue nada fácil, ni se realizó en un periodo corto, de hecho fue un proceso que inicio en el siglo XIX y fue hasta el siglo XX que se puso verdadero énfasis en el control de la región. El intento por delimitar dicha frontera se dio poco después de acabadas las luchas de independencia.
En la segunda mitad del siglo XIX, se dieron nuevos acercamientos entre representantes de México y Guatemala; al no tenerse avances sustanciales, Guatemala acudió aún tercer país (evidentemente fue Estados Unidos). Por lo que finalmente en el año de 1882 que se firmó el Tratado sobre Límites y la línea divisora quedó establecida, en un principio por límites naturales.
Evidentemente México tuvo que fijar su frontera no solo con Guatemala, sino también con Belice (desde que esta era una colonia británica). El comienzo de dichas negociaciones se llevó a cabo poco después de la Independencia en México. En 1826 firmaron el Tratado de Amistad y Comercio, pero en relación a la frontera sur, no se llegó a ningún acuerdo.
A raíz de esto se inicio una controversia diplomática que duró hasta fines del siglo XIX, cuando México y Gran Bretaña finalmente suscribieron en 1893 el Tratado referente a Belice que entró en vigor hasta 1897 .
Actualmente, la frontera sur de México, a partir de los antecedentes descritos Chiapas se localiza al sureste de México; colinda al norte con el estado de Tabasco, al oeste con Veracruz y Oaxaca, al sur con el Océano Pacífico y al este con la República de Guatemala. Colinda al norte con Tabasco; al este con la República de Guatemala; al sur con la República de Guatemala y el Océano Pacífico; al oeste con el Océano Pacífico, Oaxaca y Veracruz-Llave. Y con una superficie territorial de 74,415 km2. Se conforma de 118 municipios, mismos que se distribuyen en nueve regiones: Centro, Altos, Fronteriza, Frailesca, Norte, Selva, Sierra, Soconusco e Istmo-Costa.
Las zonas fronterizas en Chiapas, como en la frontera de cualquier país, pueden ser muy diversas si las definimos por algún tipo de actividad, población o geografía. Una zona fronteriza –también llamada transfronteriza- siempre implica alguna relación con la frontera o más allá de ésta.
La frontera sur de México comprende una longitud total de mil 149 kilómetros por lo que conviene distinguir las cuatro regiones que cubren la frontera chiapaneca: Soconusco, Sierra, Fronteriza y Selva. Estas cuatro regiones, identificadas oficialmente como económicas, han sido clasificadas así por su geografía, más que por otra cosa; sin embargo, además de su posición limítrofe, destacan algunas características socioeconómicas que las hacen regiones fronterizas también, aunque no se les haya considerado de ese modo: regiones económico-fronterizas.
Mapa 1. Puntos de internación con presencia migratoria en la frontera Sur de México


Como se observa en el mapa, esta área representa uno de los cruces fronterizos más dinámicos de la región sur. Pues en ella se generan constantes flujos de población centroamericana, que para su estudio se dividen en: refugiados guatemaltecos (que se introdujeron al territorio mexicano durante la guerra civil guatemalteca), trabajadores temporales guatemaltecos, visitantes locales y residentes fronterizos. Dicha población ingresa a México a través del reconocimiento legal de su estancia por parte de las autoridades migratorias. Sin embargo esta norma no ocurre con los transmigrantes, que representan el último grupo de estudio, ya que deciden cruzar la frontera con el objetivo de lograr el sueño americano.
Pues bien, el flujo migratorio resulta difícil de evitar pues la originan diversas causas, como la búsqueda de empleo, conflictos políticos, desastres naturales, o hasta el simple deseo de una nueva vida.
La migración centroamericana vivió un acelerado crecimiento a finales de los años 70 y principios de los 80, debido a que países como Nicaragua, El Salvador, Panamá y Guatemala presentaron conflictos armados que amenazaron las fuerzas del Estado.
Por lo anterior, la frontera sur de México represento el punto clave para las miles de personas expulsados por dichos conflictos, por lo que refugiados, trabajadores temporales, visitantes locales, residentes fronterizos y finalmente el grupo perteneciente a la tipología migratoria que se desarrolla en la frontera sur y quienes son nuestra base de estudio la conforman los tansmigrantes. En dicho orden es como se han registrado las entradas a nuestro país
Por lo que, para este estudio enfocaremos éste trabajo en los transmigrantes extranjeros ya que en la última década se ha convertido en uno de los sectores más vulnerables, ya que en su tránsito por nuestro país a Estados Unidos, son víctimas de atropellos por parte de nuestras autoridades mexicanas, que más allá de salvaguardar los derechos humanos de la población emigrante, dichas autoridades cometen tales violaciones.
Por otra parte, basaré éste trabajo en uno de los municipios fronterizos con mayor entrada en Chiapas, que es Tapachula, donde analizaré cómo ha evolucionado el paso de transmigrantes, caso específico de hondureños, desde 2006 a 2010.
1.2.- Movimientos migratorios por la frontera sur de México
Históricamente el fenómeno migratorio ya es inevitable en la frontera entre México y Centroamérica, ya que el tránsito de personas ha generado un gran impacto e importancia que día a día tiene nuestra frontera sur, la ha colocado en un plano significativo en la agenda nacional, en el discurso de seguridad nacional versus seguridad humana, ya que el movimiento migratorio por esta zona en la frontera sur de México históricamente ha sido caracterizado por una intensa vida transfronteriza. Por lo que en este apartado se hablará de los movimientos que actualmente realizan los transmigrantes.
Comenzaremos por definir qué se entiende por flujos migratorios, Cecilia Imaz dice que “… los flujos migratorios son un tema político, porque implican el cruce de fronteras estatales, la transferencia de personas de la jurisdicción de un Estado a la de otro, y el cambio transitorio o definitivo en la pertenencia a una comunidad social y política nacional.”
El flujo migratorio que se ha desarrollado en la frontera sur de México y se ha caracterizado por una intensa vida transfronteriza, en la actualidad se tiene noticia de la existencia de distintos flujos migratorios, entre los cuales se encuentran los trabajadores agrícolas, trabajadores del sector servicios, refugiados y los transmigrantes. Sin embargo, en las últimas dos décadas, además de este patrón de movilidad fronteriza tradicional, se registra la presencia de grupos cada vez más significativos de transmigrantes indocumentados centroamericanos cuyo objetivo principal utilizar a México como país de tránsito para instalarse en Estados Unidos.
Dichos flujos ocurrentes en la frontera sur de México se caracterizan por cuatro elementos:
CARACTERISTICA DESCRIPCION
MOTIVO DE CRUCE Puede ser laboral, redes sociales, turístico o comercial, entre otros
DIRECCIONALIDAD Destacan dos tipos: sur-norte (que es nuestro punto de estudio) y norte sur.
CONDICION MIGRATORIA Documentada o indocumentada
DESTINO Esta calidad depende de cuál sea su propósito. Puede ser utilizar a México como tránsito y llegar a Estados Unidos, o bien, instalarse en México.
Fuente: elaboración propia basada en: Encuesta sobre migración en la frontera Guatemala-México, 2006. INM, COLEF, SEGOB, STPS.
Hay dos flujos en dirección sur a norte, el primero, compuesto mayoritariamente por visitantes locales, quienes se desplazan por razones familiares, laborales o comerciales hacia los centros laborales de la frontera México-Guatemala, México-Belice, que se dirigen hacia los centros urbanos más próximos, en especial Tapachula o Comitán (Chiapas) y Chetumal (Quintana Roo). En esta dirección sur-norte que cruza la frontera Guatemala-México, se destacan los turistas y transmigrantes documentados, quienes son un grupo pequeño y que su estancia en México es por un periodo corto.
El segundo flujo en dirección norte-sur, son los migrantes devueltos por las autoridades migratorias mexicanas o estadounidenses. Para el objeto de estudio de éste trabajo, en el caso de los migrantes hondureños y salvadoreños asegurados por las autoridades migratorias mexicanas son devueltos a sus países, por vía terrestre cruzando por Guatemala en dirección norte-sur.
Por lo que la presencia de los transmigrantes indocumentados, (como parte de nuestro punto de estudio) quienes principalmente son de origen guatemalteco, hondureño y salvadoreño, y que como ya se señalo su objetivo principal es internarse en Estados Unidos. Una gran parte de estos transmigrantes son detenidos por autoridades migratorias mexicanas, en su defecto, detenidos por autoridades estadounidenses.
De acuerdo al INM, la principal entrada a México de los centroamericanos y que definitivamente su propósito es establecerse en Estados Unidos sigue siendo la zona del Soconusco.




Mapa 2. Zona del Soconusco, principal entrada de centroamericanos.








* Elaboración propia
1.3.- Transmigrantes
La transmigración es un movimiento migratorio relativamente nuevo que hace referencia a personas en tránsito por un país distinto al de origen cuando se dirige a otro de destino. Éstas personas son, por decirlo de alguna manera, “migrantes de paso” por un tercer país. Entre ellos puede haber quien cuente con la documentación requerida por el de tránsito y/o destino, pero también quien no la tenga, que, en general son los más.
Por lo que en éste trabajo lo que nos interesa, son los transmigrantes su caso especifico son los hondureños, cuyo objetivo es llegar a Estados Unidos y las formas de ingreso a éste país son variadas; con permisos temporales que deben ratificar, ya que de no hacerlo se convierten en indocumentados, lo que sucede en la mayoría de los casos; o bien sin permisos de ningún tipo, es decir, indocumentados.
En éste sentido, no podemos dejar a un lago la definición de acuerdo a nuestra Ley General de Población, en su artículo 42 estable como transmigrante, al Extranjero en tránsito a otro país, que podrá permanecer en nuestro país hasta por treinta días, no puede cambiar de calidad o característica migratoria. Es así, como podemos referirnos a los migrantes centroamericanos en su paso por México, donde su destino final es Estados Unidos.
Sin embargo, se encuentra una contradicción si bien ya he señalado que el propósito de los transmigrantes es utilizar a México como paso para llegar a su destino final que es Estados Unidos, la manera en que pasan por México lo hacen de manera ilegal, ya que su permanencia por México es por días e incluso puede llegar a ser hasta un mes, ¿realmente el FM6 es utilizado? ¿Cuál es el número de personas que utilizan ésta calidad migratoria en México? O bien ¿Prefieren realizar su paso por México de manera ilegal?
En éste sentido, se encuentran diferentes versiones del porque los centroamericanos, sin importar su nacionalidad, deciden dejar su país:
1.- Realizar el sueño americano
2.- Encontrar trabajo y enviar dinero a sus familiares (conocidas como remesas) lo cual ha constituido una importante fuente de ingresos de divisas en los países del istmo (va mucho de la mano con el punto 1)
3.- La influencia de los vínculos familiares y sociales, determinan la decisión de migrar al lugar donde tienen dichos vínculos, ya que, facilitan la estadía, el dinero para sobrevivir en lo que se encuentra un trabajo, la comunicación con otros migrantes, recomendación para conseguir un trabajo, etc.
4.- Hay quienes dicen en la actualidad, que otro motivo para tomar dicha decisión son los problemas personales ya que huyen del maltrato físico y psicológico del hogar.

Tomando en cuenta que los centroamericanos sufren más cruzando México que cuando cruzan la frontera de Estados Unidos, ¿Por qué razón entonces como mexicanos reclamamos mejor trato de parte de nuestro vecino del norte, cuando exigimos algo que no damos? De un 100% de centroamericanos que van por el sueño americano un 80% se termina su sueño en suelo mexicano.
De acuerdo al Instituto Nacional de Migración (INM) para marzo de 2010 la entrada de transmigrantes por Tapachula Chiapas fue de 80 911 transmigrantes lo que hace que la ubicación geográfica de Chiapas, sea un lugar estratégico para los millones de migrantes indocumentados que transitan nuestro país para llegar a los Estados Unidos.
….. Yo soy de Guatemala y sufrí bastante al pasar por todo México me tarde 1 mes completo para poder pasar México porque para poder evadir a migración mexicana teníamos que rodear por todo el cerro, para mí que viví todo eso lo más difícil de este viaje fue cruzar todo México comparándolo cruzando el desierto de Arizona por 2 día caminando que rodear todas las garitas mexicanas en todo un mes …..
Juán, testimonio
Se mostrará que las circunstancias económicas, sociales y políticas que viven muchas personas en Centroamérica, más adelante el caso especifico de hondureños, las orillan a migrar de forma indocumentada hacia otro país, principalmente a Estados Unidos; y México es sólo un paso a su destino. Las autoridades de México siempre han pedido a Estados Unidos un trato digno para sus connacionales, trato que también está obligado México a dar a los centroamericanos que pasan por su territorio.
Los transmigrantes indocumentados utilizan distintos medios o rutas que los acercan al “sueño americano”, sin que los disuadan los peligros a que puedan enfrentarse en su trayectoria por México.
Por su paso, los transmigrantes son presa de la intolerancia, la corrupción, los engaños, malos tratos y abusos que cometen contra ellos los agentes de migración, las corporaciones policiacas y las bandas criminales de traficantes o polleros, como se les conoce, a quienes sólo mueve el interés de obtener ganancias a costa de la necesidad de otros .
Más adelante se expondré las causas y motivos que llevan a los hondureños a ocupar en los últimos cinco años el país número dos como expulsor de transmigrantes hacia nuestro país después de Guatemala, de qué manera ha impactado a nuestro país y que medidas puede tomar el gobierno mexicano para reducir el paso de transmigrantes, o bien, como ayudarlos tanto en política migratoria como en derechos humanos.
Analizando los puntos fronterizos en Chiapas, se ha registrado que Tapachula es la puerta más amplia y transitada de la frontera sur de nuestro país. Debido a su ubicación geoestratégica y sus riquezas naturales, la ciudad de Tapachula es punto rojo de destino de distintos flujos migratorios. Rodolfo Casillas (2002) claramente ha señalado que esa región que tiene a Tapachula como epicentro de la vida social, económica y administrativa del sur fronterizo, es escenario de crecientes flujos migratorios de inmigrantes, transmigrantes, de unos cuantos emigrantes y, sobre todo, es referencia obligada de miles de expulsados anualmente por las autoridades mexicanas.
Los tiempos de estadía de los transmigrantes dependen de las actividades por realizar. Por ejemplo, hay quienes cruzan la frontera todos los días; otros cada semana y otros, en periodos mayores.
Desde siempre y en todo momento, han sido los guatemaltecos los que más incursionan en el país. Durante los ochenta y parte de los noventa, fueron los salvadoreños los que ocupaban el segundo lugar en volumen, al menos por el número de deportaciones. Sin embargo desde la segunda mitad de los noventa, los hondureños han sobrepasado en volumen a los salvadoreños.
Hoy la situación es más crítica para los inmigrantes y los transmigrantes. La legislación se vuelve más flexibles, las autoridades actuales de México ponen en práctica nuevos planes de contención, las condiciones de vida en sus lugares de origen o residencia actual son más precarias y el contexto interno e internacional en los países de destino (Estados Unidos y México) o tránsito obligatorio (México) les es engañoso el libre tránsito.
Las principales nacionalidades que registran el total de asegurados por las autoridades migratorias de México son Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
Cuadro 1. Eventos de Aseguramientos por nacionalidad, Instituto Nacional de Migración, 2006-2008

2006 2007 2008
País de nacionalidad Total % Total % Total %
Honduras 54,523 46,3 22.989 45,4 16,624 42,2
Guatemala 58,001 31,7 15.143 29,9 11,656 29,6
El Salvador 27,287 14,9 5.837 11,5 4,233 10,7
Cuba 2,205 1,2 1.359 2,7 2,629 6,7
Nicaragua 3,59 2,0 862 1,7 626 1,6
Total 145,61 96,1 46.19 91,2 661,142 90,8
Elaboración propia basada en datos estadísticos migratorios de México. Instituto Nacional de Migración.


Cuadro 2. Eventos de Extranjeros devueltos por autoridad migratoria mexicana, según país y tipo de resolución, 2009-2010

2009 Abr-10
País de nacionalidad Total % Total %
Honduras 22,480 36.5 9,363 42.2
Guatemala 28,436 46.1 8,300 37.4
El Salvador 9,735 15.8 4,148 18.7
Cuba 233 0.3 67 0.3
Nicaragua 847 1.3 323 1.4
Total 61,731 100 22,201 100
Elaboración propia basada en datos estadísticos migratorios de México. Instituto Nacional de Migración. El tipo de resolución que se consideró fueron: eventos de expulsión, eventos de repatriación voluntaria y eventos de menores devueltos, ya que para marzo de 2008 se sustituyo el término asegurado por dichos términos.
Para tener un panorama del calvario que sufren los transmigrantes para internarse en Estados Unidos, las violaciones a sus derechos humanos que tienen que soportar para cumplir su propósito y el enfrentamiento no solo con las autoridades migratorias mexicanas, sino con las maras, se hay realizado cortometrajes disponibles en internet, ejemplo de ello es el cortometraje, sin nombre, donde nos traslada a la experiencia de los centroamericanos.
1.4. Control en la frontera Sur
A partir de la llegada de los refugiados a la frontera sur de México, las autoridades mexicanas empezaron a poner más atención en la entrada, tránsito, permanencia y salida de personas por ésta zona, con lo cual se dieron cuenta de que existían un gran número de transmigrantes indocumentados que transitaban por México, no con el propósito de quedarse en él si no de dirigirse a Estados Unidos.
Para detener cualquier flujo migratorio existen diversos elementos, el primero que se puede mencionar es el control policiaco en las fronteras y puertos de entrada, el segundo es la ayuda internacional que genera incentivos en el país de origen de los migrantes para que se quede en él y no migren, y el tercero es la revisión continua de documentos, como identificaciones oficiales y por medio de aplicación de multas y sanciones a empleadores que contratan trabajadores sin documentos, en este sentido las autoridades que de conformidad con la Ley General de Población (LGP) y su Reglamento (RLGP) tienen facultad para realizar dichas actividades son el Instituto Nacional de Migración y la Policía Federal Preventiva. Ambas autoridades pueden desarrollar las siguientes acciones, todo con el propósito de verificar y vigilar el cumplimiento de las normas migratorias :
• Requerir la comparecencia de la persona extranjera ante la autoridad
• Llevar a cabo visitas
• Solicitar informes
• Recibir denuncias y testimonios
• Llevar a cabo operaciones de verificación de estatus migratorio en rutas o puntos provisionales
No se puede dejar a un lado que a partir de 1993 con la creación del Instituto Nacional de Migración, se ha buscado facilitar los flujos migratorios legales, fortalecer la gestión de regulación, control y verificación, actualizar el marco jurídico para beneficio de los migrantes, modernizar la gestión institucional y garantizar el respeto de los derechos humanos de los migrantes (punto que analizaremos, más adelante). Por lo anterior, forma parte de otro control aplicable en la frontera norte y sur.
México cuenta con 172 puntos de internación aérea, marítima y terrestre, de los cuales 48 están ubicados en la zona sur del país. En esta zona se encuentran ubicadas 29 de las 52 estaciones migratorias del Instituto Nacional de Migración que existen en México. El 50% de las entradas formales en todo el territorio nacional se llevan a cabo en la zona sur.
A través de la frontera sur existen 11 puntos de internación con presencia de autoridades migratorias: 7 en Chiapas, 2 en Tabasco y 2 en Quinta Roo . Por dichos puntos se producen cada año alrededor de 2 millones de entradas a México .
Para complementar lo anterior, el Diario Oficial de la Federal con fecha de marzo de 2008 estipula que se consideran poblaciones fronterizas los Municipios de las entidades federativas de Chiapas, Tabasco y Campeche que se indican en el anexo 1.



Anexo 1. Poblaciones fronterizas los Municipios de las entidades federativas de Chiapas, Tabasco y Campeche















Fuente: Véase: http://www.inm.gob.mx/fronterasur/FMVL.pdf. Consultado 15 junio 2010 a las 07:21 a.m

martes, 22 de junio de 2010

Capítulo 2. Actores políticos

2. Actores políticos en Chile

Los actores son un elemento esencial de los procesos políticos ya que definen sus metas, desarrollo y resultados, por lo que cualquier análisis serio precisa detenerse a una revisión de los primeros, ya que éstos llevan al resultado final del objeto de estudio, el más importante de ellos será el papel de la clase media en el proceso referido.

Este capítulo se enfoca en los partícipes de la redemocratización chilena, por lo cual se divide en el estudio de la Iglesia, la cual tuvo gran incidencia en la efervescencia política previa al golpe de Estado contra Allende, pero a lo largo de la dictadura, cambió de posición. Además, se ahonda en el Partido Democracia Cristiana, que actuó mano a mano con el Ejército antes del golpe de Estado de 1973 y posteriormente quedó recluida del acontecer chileno por la Junta militar que gobernaba el país.

En Chile, el proceso de democratización dependió de factores endógenos y exógenos,1 los cuales fueron representados por la defensa directa de los intereses de las potencias.
“En los procesos de democratización, cuando se rompen las ataduras y se hacen trizas el proyecto negativo de la dictadura frente a la cultura, y cuando se establece la libertad creativa y de expresión, pareciera vivirse una nueva paradoja. [La cual consiste en] fundar una cultura propia a partir de elementos ajenos”2.

Los más importantes y claros ejemplos fueron la manera de manejar los partidos políticos y la división social producto del capitalismo creado y llevado a cabo por Europa, Estados Unidos y Japón.

Sin embargo, hubo otras maneras para dejar una marca en la política y la toma de decisiones chilenas, en especial dentro de los poderes fácticos, que, como su nombre lo indica, son poderes de hecho. No existe una legislación ni un documento que les dote de autoridad para incidir en las políticas nacionales, pero lo hacen, y determinan el rumbo de cada país como los intereses económicos de las burguesías nacionales y extranjeras y la Iglesia católica en los países latinoamericanos.

3.1. La Iglesia
A pesar de declarar en varias ocasiones un explícito y gran apoyo hacia la destitución de Allende, la Iglesia no tardó más que unos meses en retractarse e intentar rectificar su error. La violación de los derechos humanos por parte de Pinochet, conocido por su profunda devoción católica, llegó incluso a tocar a la jerarquía católica local.

El Arzobispo Raúl Silva Henríquez, quien, en un principio, fuera uno de los más arduos promotores del golpe de Estado, expresó dos días después del golpe sus reservas acerca de la legitimidad de las acciones de las Fuerzas Armadas.3

Además, el jerarca católico canceló su servicio multiecuménico, el Te Deum, tradicionalmente celebrado el 18 de septiembre, en la Catedral de Santiago para conmemorar el Día de la Independencia, y lo reemplazó por una ceremonia más sencilla, en un inmueble más pequeño. En ese entonces, su petición fue que “una luz brille eternamente sobre nuestros soldados y civiles... en la noble, difícil y dolorosa tarea de corregir nuestros errores”4.

Para el 27 de septiembre de 1973, personal de la Fuerza Aérea irrumpió en la casa del Arzobispo Silva Henríquez, como represalia a las declaraciones de 13 de septiembre del mismo año.

Del 11 al 27 de septiembre de 1973, seis sacerdotes murieron a manos de los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), agencia especializada para guardar el orden durante el régimen disuelta en agosto de 19775. Unos 50 religiosos más fueron detenidos en los primeros meses después del golpe de Estado, a manera de advertencia y formaron parte de la lista de los mil 500 muertos en el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) realizado en 1974, todos ellos entre el 11 de septiembre de 1973 y enero de 1974. Cabe remarcar que el documento señala que sólo 80 de los mil 500 decesos fueron de militares.

En total, a finales de 1973 y principios de 1974, detenciones y expulsiones de sacerdotes, allanamientos de iglesias, muerte y tortura de sacerdotes y dirigentes laicos, así como incendios de capillas de sectores populares, se convirtieron en prácticas recurrentes.

Para 1976, el Comité Pro Paz fue reemplazado por la Vicaría de la Solidaridad, una organización de defensa de los derechos humanos creada por el arzobispado de Santiago. Este mismo comité creó la Radio Chilena, la cual asesoraba a los pobres, entre otras actividades “subersivas”, por lo que se persiguió a sus colaboradores así como en la Iglesia en general entre 1977 y octubre de 1985, cuando se alcanzó la cúspide de la persecución hacia los individuos eclesiásticos. En ese año, un trabajador de la Vicaría, José Manuel Parada, fue degollado junto con dos compañeros de trabajo.

No sólo había persecución dentro de Chile, en agosto de 1976, tres obispos chilenos fueron detenidos al comienzo de la Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Riobamba, Ecuador. En su regreso a Chile, un grupo de civiles, más tarde identificados como agentes de la DINA, los atacaron en el aeropuerto.

Además de la Iglesia católica, otras fes sufrieron esta persecución. El Obispo de la Iglesia Metodista, Isaías Gutiérrez, también miembro del Consejo de la Fundación de Asistencia Social de Iglesias Cristianas (FASIC), representaba una posición minoritaria dentro de su congregación. Sin embargo, tras una publicación en enero de 1984 que abordaba una declaración que condenó la violencia, un jardín infantil de la Iglesia metodista fue incendiado en Peñaloén, donde Gutiérrez asistía pastoralmente a presos políticos, también recibió amenazas, hasta su inminente salida de Chile.

La ola de represiones desatadas hacia los representantes de la espiritualidad por parte del gobierno de Pinochet resulta interesante ya que era, como se mencionó en párrafos anteriores, conocido por su profundo arraigo en la religión católica, siempre destacó su devoción hacía los símbolos religiosos y la importancia que, consideraba, la espiritualidad debía tener en el día a día de la vida de los chilenos.


2.2. Partidos políticos

En este apartado, se analizarán las agrupaciones políticas que más incidieron en el golpe y sobrevivieron la censura durante la dictadura y que despertaron a finales de la década de 1980 para lograr un papel relevante en el proceso de transición democrática de Chile.

Desde su creación, el Partido Radical (PR) adoptó las banderas de igualdad y horizontalidad: “ser radical es ser chileno”; y mantener una estrecha relación entre el desarrollo del partido y la historia moderna de Chile.

De acuerdo con su manifiesto, para aspirar a ser militante del partido es preciso poseer ciertas cualidades fundamentales: a) espíritu abierto: b) ser democrático; c) ser progresista; d) no sectario; e) contar con una tendencia universal; f) una filosofía propia de la vida.
En realidad, en las entrañas del partido y de sus dirigentes; los “ilustrados” veían a los obreros como mera carne de cañón y seres irracionales y carentes de capacidad para desenvolverse en la arena política. El sector obrero, en resumen era “una masa, [una] fuerza electoral importante que precisa del control y beneplacencia [sic] de la clase media ilustrada.”6

Contrario a las características presentadas en el “perfil del militante”, los radicales han sido sumamente sectarios, el partido comenzó como un ejercicio de adolescentes que lo utilizaron como trampolín para entrar a la arena política de Chile. De 1930 a la década de 1950, el partido que representaba al centro de la política chilena era el Radical. Por otro lado, a partir del principio del siglo XX, la clase media, se convirtió en un termómetro político y fue proveedor de las estructuras, la fuerza y los cuadros que conformaron al, que alguna vez fuera el partido más fuerte de Chile en el siglo XX.7

“El Liceo [bachillerato o preparatoria en México] era el centro de atracción de la clase media y la acción precisamente del espíritu radical y su gran triunfo fue introducir la educación laica, cuyo resultado fue que la escuela nos formó en un espíritu de clase media [ilustrada] con sentido de libertad, no apegada a dogmas, sobre todo a dogmas de tipo religioso”8


En la primera mitad del siglo XX, hubo tres presidentes radicales: Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla. Todos ellos lograron su triunfo electoral gracias a alianzas estratégicas para el partido de la clase media que convirtió a Chile en un Estado docente.9

Para 1938, Pedro Aguirre Cerda creó la Unidad Popular (UP)10. En 1946, hubo una enorme fractura dentro del partido. Esta división tuvo lugar en un contexto en el que los radicales de izquierda percibieron un “aburguesamiento”11 del partido e iniciaron una migración hacia las diferentes fuerzas políticas que existían en aquel entonces. Alfredo Duhalde migró hacia el Partido Democrático y desafió al oficialista radical Gabriel González Videla. Entre 1930 y 1950, el PR representaba al centro de la política chilena.

Para 1970 a la lista de los presidentes apoyados por el Partido se sumaron Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964) y Frei Montalva (1964-1970), el último, demócrata cristiano respaldado por una derecha temerosa y acorralada ante el socialismo de Allende, así como de la Unidad Popular, la cual abanderó para las presidenciales de ese año.

Entre 1973 y 1988, el Partido se dividió en dos corrientes: la del exilio, encabezada por Anselmo Sule, y la que formó parte de la Alianza de Partidos que derrocó a Pinochet en el Plebiscito de 1988.

En lo que analistas como Larissa Lomnitz, Ana García Melnick, René Villegas y Brian Loveman coinciden es que el nepotismo acabó con el partido. La debacle más grande de éste fue resultado de de la justificación del amiguismo y el compadrazgo que terminaron por invadirlo y debilitarlo.

“A mediados del siglo XX, las oligarquías comienzan a desplazar por los sectores medios, que formaban una espesa red que a través del PR y las logias.”12 Es decir que la clase media, que en un principio formaba parte de los cuadros ideológicos y estructurales del partido, fue desplazada por una nueva cúpula política con los mismos vicios de cualquier otra.

Para 1988, en el umbral de la selección de candidatos para las elecciones de 1989, el PR propuso a Enrique Silva Cimma como candidato, aunque ante las circunstancias y las exiguas oportunidades de ganar, el abanderado radical declinó a favor del demócrata cristiano Patricio Aylwin Alcózar.

En cuanto a los comicios legislativos y presidenciales, si bien, el partido formó parte de la Concertación de Partidos por la Democracia, que derrocó al régimen en las elecciones presidenciales y legislativas de 1989, se perdía entre los 17 partidos que la formaban y los candidatos independientes que también estaban involucrados, sin haber ganado siquiera un escaño en el Congreso.13

Es decir, de camino al Plebiscito de 1988, sus militantes se vieron a sí mismos como el último vagón de la Concertación y declararon que la alianza con la Democracia Cristiana (DC) fue administrativa y funcional, mas no política. A pesar de los resultados en las urnas, los radicales se aferran a un pasado glorioso y creen que “la cultura radical no va a desaparecer, porque es la de la clase media”.14


2.2.2. El Partido Demócrata Cristiano

El Partido Demócrata Cristiano, al igual que el Partido Radical, encontró sus orígenes y sus primeros cuadros en el sector educativo, jóvenes estudiantes aludían a la colaboración de ambas clases (proletariado y burguesía) por el bien común; también analizaron la filtración de ideas socialistas en las clases obreras e intentaron darle una

“solución católica (…) Afirmaban que las pésimas condiciones de vida de los trabajadores se debían a la ideología individualista y no a la estructura económica social determinada por la propiedad de la tierra y de los medios de producción.”15

Estos jóvenes, quienes se conformaron la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos (ANEC) tuvieron como antecedente la Generación del 48, un grupo de oligarcas, quienes conformaban una élite intelectual católica con ideas básicas del Rerum Novarum de León XIII:

“1) apreciación de la situación de los trabajadores como un problema social; 2) reconocimiento de la ideología individualista del capitalismo como causa principal del problema; 3) reafirmación del derecho a la propiedad privada de la tierra y los medios de producción; 4) rechazo de la lucha de clases; y 5) tener como propuesta una política de conciliación entre el capital y el trabajo, cumpliendo tanto la Iglesia como el Estado el rol de arbitrar y prescribir los deberes tanto de los capitalistas como de los trabajadores.”16


En la ANEC sobresalieron nombres de enorme relevancia en la arena política chilena, como Eduardo Frei Montalva17, Bernardo Leighton18, Radomiro Tomic19, Jaime Eyzaguirre20, Tomás Reyes21, Julio Philippi22, y el sacerdote Eduardo Hamilton, todos egresados de la Universidad Católica. Por otro lado, los jóvenes falangistas sostenían


“algunos puntos de convergencia (…) [fueron] el reconocimiento de la autoridad papal, de los postulados de la constitución y de la Iglesia católica y, sobre todo la propuesta de la no violencia para resolver los conflictos sociales; los principios de la ley, orden y jerarquía.”23


La democracia cristiana también se inspiró en la Falange Nacional, que como la ANEC, fue la iniciativa de jóvenes que pretendían involucrarse en la política y posteriormente hacer carrera en ella. La diferencia entre ambos grupos radica en que la Falange estaba más apegada al fascismo y al franquismo y terminó incorporándose a las filas del Partido Conservador.

Sin embargo, esta última agrupación política y la Falange Nacional se unieron en 1957 con facciones ibañistas y crearon la base para el actual Partido Demócrata Cristiano (PDC) -la fuerza política más importante de Chile organizadora de la transición democrática que sacó a Pinochet del Palacio de la Moneda.

Al igual que cualquier actor político, el Partido precisaba de un voto duro para tener una razón de ser y una manera de legitimar su existencia. La base de la democracia cristiana encontró estos votos en las capas medias de la sociedad chilena.

Su crecimiento también fue resultado de la industrialización de todo el Hemisferio con base en las recomentaciones de la CEPAL de la ONU. Al igual que toda reestructuración económica, el proceso de industrialización en Chile trajo un ajuste en las bases sociales del país, a través de la implantación del Modelo de Desarrollo por Sustitución de Importaciones, que dio pie a la migración rural a las ciudades. Esta transferencia de mano de obra incidió en la expansión de una clase media citadina e ilustrada.

En este sentido, la Democracia Cristiana trabajó hasta convertirse en la forma de expresión de las clases medias, consolidando la etapa en la que la democracia cristiana era el partido más poderoso de Chile, aunque no fue suficiente.

A pesar de contar con ciertos eventos que concernían a los militantes del partido, éste tuvo un receso que comenzó en 1973 y culminó con su disolución en 1977 (capítulo 1), se rehusó a aliarse con las fuerzas de la izquierda en contra de la dictadura ya que, según sus líderes, buscaba una salida de centro-derecha. “El partido tenía cada vez menos que ofrecer a sus ‘amigos’ de la derecha moderada.”24

En el partido, hubo tres tendencias a nivel directivo: 1) quienes dieron su apoyo al golpe ante los errores cometidos por Salvador Allende; 2) el sector que consideró el golpe como el menor de los males; 3) a quienes les remordía la conciencia y veían la “solución” alcanzada con aprehensión y sentimientos de culpa. Cuando el partido fue imposibilitado a participar ampliamente en la arena política, los directivos decidieron ejercer

“una apreciación crítica más que coincidente. (...) En un consejo general del partido, realizado en abril de 1975, la mayoría (68.2%) aprobó la línea de activa independencia crítica, mientras que sólo un 9.1% se mostró a favor de una oposición abierta; un no despreciable 28.8% estuvo a favor de una colaboración crítica y un 4.6% se manifestó por una colaboración plena”.25



La DC estaba dispuesta a trabajar conjuntamente con el régimen y éste le desairó retirando propaganda del gobierno de los medios de comunicación del partido cercándole por medio de ataduras presupuestales. “La radio 'Balmaceda' de la DC fue censurada y cerrada varias veces al igual que su órgano de prensa, el diario 'La Prensa', el cual dejó de publicarse en febrero de 1974 por 'problemas de financiamiento'”26.

Bajo estas circunstancias, se creó el “grupo de los 10”, formado por políticos antiizquierda, quienes apoyaron al régimen los primeros 18 meses y se opusieron a éste a partir de 1975, tras la purgación de la burocracia, los despidos políticos y los bajos salarios que los funcionarios ajenos a la Junta percibían. Estos repentinos opositores retomaron redes laborales y civiles: en resumen, los vestigios de las redes sindicales y “esto deriva en un progresivo aumento de la protesta laboral en los años 1977-1978, pese a que las manifestaciones y huelgas [seguían] estando prohibidas”27.

Hubo un alto incremento de la represión a los líderes del PDC lo que ganó la simpatía de la Coordinadora Nacional Sindical y sus afiliados comunistas y socialistas cuyo primer dirigente era Manuel Bustos. “Esa necesidad y deseo de mayor solidaridad entre los grupos sindicales comenzó, finalmente, a romper el cerco de la desconfianza de la DC frente a la izquierda marxista al menos a nivel sindical.”28

En 1980, se realizó un Consejo General del Partido en el que se dieron conclusiones a nivel organizativo que marcaron el camino del, ya desvanecido, partido y de la oposición en general.
Las medidas tomadas después abarcaron: 1) bajo nivel de acción a nivel corporativo; 2) poca actividad en las bases; y 3) poco o nulo apoyo a las masas. Por otro lado, el sector grande que aún apoyaba la dictadura sufrió una debacle ya que con el Plebiscito de 1980 el partido sufrió un renacimiento político y se consolidó como líder de la oposición.

Cuando ganó el Sí en el Plebiscito de 198029, fue inevitable el preguntarse si este hecho se debía a la capacidad organizativa de Pinochet o si fue la coercitiva sobre la psique de un pueblo temeroso y, de alguna forma, paranoico después de siete años en que la única certidumbre que se tenía era que, al mantener la boca cerrada, ni la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), ni ningún aparato estatal se metía en la vida del ciudadano común.

Debido a que el futuro de la Junta militar a la cabeza de Chile dependía del voto popular en el plebiscito de 1980, se precisaba de una confirmación del control que aún debía ejercer el Estado en la mente de los chilenos. Y así fue, por lo que el PDC se inclinó hacia el realismo y político y comenzó la acción de penetración en universidades e industrias.30

“Esa necesidad y deseo de mayor solidaridad entre los grupos sindicales comenzó finalmente a romper el cerco de la desconfianza de la DC frente a la izquierda marxista al menos a nivel sindical”.31


La tarea no fue fácil ya que, a los ojos de la mayoría de la población, los demócratas cristianos no tenían identidad, ya que se negaban a formar parte de la derecha, pero sus orígenes, sus militantes, sus propuestas económicas, así como su cordón umbilical con la Iglesia católica, demostraban lo contrario.

“La gente es súper cerrada; no le gusta aumentar los miembros del partido. Tiene temor a que entren los ‘frescos’ [aprovechados], a que siempre haya una diferencia entre los que son antiguos y los que son los nuevos (...). El partido ha hecho algunas campañas de reclutamiento de gente; por ejemplo cuando se inscribieron los partidos legales [después del gobierno militar]; ahí se hizo una campaña de filiación, pero el demócrata-cristiano no salió a reclutar entre sus vecinos, amigos, parientes, conocidos, que le han inspirado confianza, tal vez a la salida de la Iglesia”32


También cabía destacar en la estructura del partido que,

“de acuerdo con la hipótesis sobre la cultura políticachilena, la jerarquía (o liderazgo) sería un elemento conflictivo para el crecimiento de los grupos
horizontales (los partidos). El resultado de esta dinámica sería el ‘fraccionalismo’, como mecanismo que limita el crecimiento de estructuras jerárquicas e impide la consolidación de un liderato personalista, excepto el liderato legítimo y sujeto a la crítica del presidente de la república. Las facciones resultantes generalmente están integradas por un número pequeño de personas, que representan un grupo de amigos pertenecientes a las capas dirigentes de los partidos”33


Por esta razón, tanto el Partido Radical como la Democracia Cristiana, pasando por todos las demás agrupaciones que formaron parte de la Concertación de Partidos por la Democracia en 198834 -que finalmente logró consolidar una oposición real, tangible y capaz de convencer a la sociedad de salir a votar-, no representaban al sector educativo en su totalidad, ni a las universidades, ni a los obreros, ni a las agrupaciones de la sociedad civil, etc.; sólo a un grupo reducido y selecto de miembros, quienes lograron, a través de malabarismos políticos, acomodar las demandas del resto del pueblo en sus plataformas políticas.

Por lo general, estos partidos están inmersos en una identidad clasista que genera una otredad vis-à-vis los demás grupos sociales, económicos e ideológicos. Pueden negociar con éstos pero jamás estarán de acuerdo, a no ser por situaciones tan extremas como el Chile en la víspera del plebiscito de 1988.


2.3. La clase media

En el este apartado, se abordará la clase media. Comenzaremos delimitando a este sector por medio de la conceptualización general de ésta. Posteriormente, se estudiará dentro de la situación que delimita esta investigación: los años en los que tuvo lugar la dictadura pinochetista.

Finalmente, se darán las conclusiones a las que se llegó: la clase media fue un bastión electoral –no político- que si bien contribuyó en el cambio de régimen chileno, a través de una inigualable fuerza electoral, no fue la base ni la verdadera impulsora que llevó a éste.

La clase media chilena, al igual que en el resto de América Latina, es una clase en peligro de extinción dado el proceso de polarización producto de la llegada de los tecnócratas al poder (los Chicago boys en el caso chileno) y la consecuente implantación de políticas neoliberales.

“Una de las características históricamente más sobresalientes de América Latina ha sido la elevada inequidad de la distribución del ingreso, así como su rigidez al cambio en la estructura distributiva. Esta desigualdad no solamente excede la de otras regiones del mundo, sino que además permaneció sin modificaciones sustanciales durante la década de 1990 e incluso empeoró en el inicio de la presente década”35.


Según estudios de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL), y tal como se indica en la cita anterior, la polarización social y la inequidad económica han aumentado principalmente desde la segunda mitad de los 80.

En Chile, 1990, año clave de la transición democrática, el ingreso promedio per cápita, calculado a partir de la distribución del ingreso per cápita de las personas del conjunto del país, fue de 9.4.

(Tabla 1).

En este contexto, es importante destacar que el 10 por ciento más rico de la población poseía 40 por ciento de los recursos mientras que el 40 por ciento más pobre sólo el tenía 13.6 por ciento del total de la riqueza chilena. Uno de los medidores de polarización social utilizados en el estudio que se está usando como referencia, es el acceso a oportunidades educacionales y laborales.

“Los ingresos laborales, particularmente los salarios, constituyen la principal fuente de ingresos de los hogares y, por lo tanto, son un elemento preponderante en la configuración de la desigualdad distributiva en la región. Entre los factores que determinan el nivel de los salarios, la educación sigue siendo el más importante. Precisamente por ello, la mayor parte de la concentración de los ingresos salariales proviene de las diferencias educacionales de la población, tanto por la disparidad en los años de escolaridad como por el rendimiento económico de cada año adicional de estudio.”36


También estos números sirven para ilustrar el contexto bajo el cual se desarrolló la transición democrática y sus efectos a corto plazo, y a la vez, definir de manera tangible y teórica nuestro objeto de estudio. Durante la dictadura pinochetista, la clase media fue víctima de polarizaciones, comenzando por las ya aludidas protestas callejeras:

“la primera [protesta] contó con un respaldo de los sectores medios y medio-altos y sus expresiones fueron principalmente el ruido de cacerolas y bocinazos (…) la fuerza de la represión provocó la muerte de dos personas, 50 heridos y trescientos detenidos”37.

Este mismo sector de la sociedad fue el que más jóvenes perdió y la que sigue sufriendo la apertura económica. “La sociedad chilena tenía ya una alianza, un sentido de comunidad y una sociedad civil débiles, lo que contribuyó a que el gobierno agotara las fuentes de represión”.38


2.3.1. Conceptualización

Dentro de una línea marxista, la clase media es la que está entre obreros y burgueses. No tiene las riquezas de unos, ni las inquietudes ni la ira de otros, es un sector que se aparta de la lucha de clases.

La clase media no alberga a los obreros, y sus miembros jamás se asimilarán como tales, ya que quienes forman parte de la primera mantienen un nivel económico y educacional (por lo general) les acerca más a las élites, aunque no necesariamente las alcanzan.

Por otro lado, en la cuestión social, se aísla. La mayoría trata de aspirar a algo mejor y adoptar modos de vida, marcas, costumbres, etc. de las élites, sabiendo de antemano que es casi imposible alcanzar las expectativas que tienen de llegar al estatus socio-económico de éstas.39

Actualmente, sería arcaico limitarse a estudiar una sociedad haciendo tres simples divisiones. Sin embargo, dicha esquematización puede utilizarse como referencia. Sociólogos como R. Erikson y J. Goldthorpe, de CEPAL, han hecho estudios que igualmente pueden ser usados como referencia para complementar el desarrollo de una investigación de índole social, los cuales se plasman en la Tabla 2.

Cuadro 2: Esquema de clases según la clasificación de R. Erikson y J. Goldthorpe

Esta clasificación propone una agrupación que, en su forma desagregada, diferencia 11 clases sociales, que pueden ser agrupadas, conforme los propósitos del análisis, hasta distinguir tan sólo tres grandes categorías. Para llegar a la filtración que tiene como resultado las tres categorías principales, se tomarán ocho categorías o clases sociales que permiten una adecuada descripción, al menos inicial, de la clase media que será el sujeto de estudio.

La propuesta de la clase media a estudiar (sobre todo la que aparentemente influyó enormemente en la culminación de la dictadura y la llegada de la democracia en Chile a finales de los 80) está ilustrada en el siguiente cuadro:

Tabla 3: Esquema de ocho clases adaptado de la clasificación de R. Erikson y J. Goldthorpe

Como referencia, y para ilustrar con mayor claridad el caso a analizar, se usan categorías que, a su vez, fueron adaptadas para este trabajo. Primero hay que tomar en cuenta que la “clase de servicio” se divide en dos: élites y clase media alta; las élites son formadas por las primeras categorías, es decir: Directivos, administradores, profesionales altos y propietarios de grandes empresas; al mismo tiempo, se incluyen altos mandos políticos y militares.

La siguiente categoría corresponde a la clase media e incluye a los propietarios de las medianas empresas, profesionales medianos y bajos, técnicos superiores, supervisores de trabajadores no manuales y administradores de empresas pequeñas, trabajadores no manuales en administración, ventas y servicios, propietarios empresas chicas (menos de 10 trabajadores) no agrícolas y a trabajadores por cuenta propia.

Finalmente, tenemos a la clase baja que consta del resto: técnicos bajos, supervisores de trabajadores manuales y trabajadores manuales cualificados, trabajadores manuales semi y no cualificados, pequeños propietarios agrícolas, trabajadores y peones agrícolas. Por lo que la tabla en la que se basaría esta investigación queda de la siguiente manera:

Tabla 4: Clasificación final de las clases sociales en la sociedad chilena de 1970 a 1990

La identidad que emana desde el fenotipo, se confirma a través de costumbres y hábitos adquiridos en procesos de confirmación y asimilación en una clase, que igual cambia de nombre como de posición en las pirámides sociales dentro de las diferentes etapas de la sociedad capitalista.


“Las clases sociales están compuestas y mezcladas, con grupos sociales de base racial, étnica, religiosa, lingüística, cultural y regional, entre otras características. Si bien los campesinos, mineros y obreros son en su gran mayoría indios, mestizos, negros y mulatos (entre otros), ello no quiere decir que clase y etnia se recubran totalmente. Es innegable que no todos los grupos se disuelven en este proceso, aunque las clases sociales tienden a subsumir a los diferentes grupos”41.


En este sentido, la clase media chilena es singular, voluble y volátil, al igual que lo fue en la dictadura. A pesar del descontento social (que en realidad era económico) reflejado en 1983, para 1986, en el reajuste de la economía y el “segundo milagro chileno”, el cual fue posible gracias a la intervención de los Chicago boys en la economía, liderado por Hernán Büchi (candidato oficialista para la presidencia en las elecciones de 1989), la clase media estaba más tranquila y no se inquietaba por las mismas cosas.

Por ejemplo, en 1986, el temor de una eventual caída de sueldos y salarios preocupaba principalmente a las clases bajas y medias (ver Cuadro 5). Fenómeno se que se repitió refiriéndose a varios temores más, como el aumento del costo de vida -y en menor grado el del aumento de cesantía. Sin embargo, la escasez de vivienda no fue tan relevante para la clase media, según las cifras netas de la encuesta NED 1 de 1986.42

Igualmente, una encuesta comparativa realizada en 1987 (Tabla 5) demuestra que, a mayor ingreso, menor era la renuencia a cambiar de modelo económico y una tácita defensa al régimen que lo instauró. Estas medidas fueron realizadas con el porcentaje de individuos que poseían servicio doméstico, automóvil, teléfono o televisión en color para cada opinión manifestada (cabe remarcar que en 1987, si bien la televisión a color no era nueva, tampoco era tan común en los hogares de América Latina).

La muestra se hace con una pregunta: “¿Cuánta influencia considera que deben de tener los sindicatos en el acontecer nacional?”

Tabla 5: “Influencia que deberían tener los sindicatos”. Porcentajes que poseen

A través del muestreo presentado en la Tabla 5, se puede observar en que, conforme crece el ingreso, se refuerza el nivel educativo y la confianza de opinar y como consecuencia el hacer válido el punto de vista sobre otros sectores43.

Otra encuesta realizada en 1987 demuestra que “84,8% de los chilenos cre[ía] que exist[ía] una diferencia tan radical entre dos barrios de Santiago que les hac[ía] parecer dos países diferentes”44.

Lo más importante de este estudio es que se comprobó que más de la mitad del total de los chilenos encuestados (788) creía que la dictadura había agravado los aspectos de bienestar económico, libertad política, seguridad personal, moralidad, imagen internacional y felicidad, contra menos del 20 por ciento (con una media de 9.6) que creía que su vida había mejorado en dichos elementos comparándolos con “antes de la dictadura”. Estas mismas personas declararon que creían que la democracia ayudaría a resolver sus problemas con mayor eficacia que el régimen45.

Ante este descontento y con Eduardo Frei Ruiz-Tagle, hijo del ex Presdiente Eduardo Frei Montalva, a la cabeza, el proceso de consolidación de una aparente hegemonía mesocrática pudo ser posible. La mesocracia -la forma de gobierno en que la clase media ostenta el poder- encuentra sus raíces etimológicas dos conceptos básicos para la comprensión (y aprehensión) de las revoluciones y movimientos sociales y políticos de la región.

Sin embargo, lejos de ser desplazadas, para lograr sobrevivir, las clases dominantes abren espacio para unos cuantos clasemedieros que traerían sangre y caras nuevas, así como un tinte de legitimidad a la estancia de las élites en el poder (tal y como se vio en la formación y desarrollo de los partidos, especialmente en los casos del Partido Radical y Democracia Cristiana).

Al ser asimilados en el grupo social, la gente de los sectores medios intenta entrelazar sus orígenes con la adopción de una nueva (y superior) clase social que les ofrece un deslumbrante porvenir y que les deja ver que finalmente han llegado al lugar que creen merecer dentro de la pirámide social.

En el caso de la clase media chilena, podemos observar a lo largo de su breve historia que su comportamiento típico es una reacción hacia temores y limitaciones que reinan en ella. Este sector es un actor político en constantemente estado defensivo, por lo que las “propuestas” que llega a vislumbrar son, en realidad, pasos para dar continuidad a procesos ya iniciados. De esta manera, el mismo sector asegura su propia sobrevivencia, y a la vez, un status quo que le permita seguir siendo partícipe en la toma de decisiones, aunque sea de manera limitada.


2.3.2. La clase media en la redemocratización chilena

La tendencia del voto en Chile fue influenciada en gran medida por dos factores: la situación geográfica y el género. En la sección siguiente se hará hincapié en éstos para lograr comprender los resultados finales de las elecciones presidenciales de 1989.

La Tabla 6 analiza la distribución urbana y rural de los chilenos, dividida por edad y género en 1985, cuando, como se ha mencionado anteriormente, se gestaba descontento de la sociedad civil que desembocaría en la realización del plebiscito de 1988 y los posteriores comicios presidenciales.

El mismo elemento expone la población estimada en Chile en una distribución urbana y rural por rango de grupos y a la vez, ilustra el total de la población referida en la significación numérica de Torche y Wormald46 haciendo más clara la categorización de clases que se ha desarrollado en este capítulo, sin limitarse a la población económicamente activa en el periodo que esta investigación abarca.

También se hace referencia al género. En este sentido, el voto de las mujeres, tanto en el plebiscito de 1988, como en las elecciones presidenciales de 1989 fue más conservador, y a su vez, resultó en un mayor balance en la distribución del poder fáctico tanto a la hora de redactar la nueva Constitución (el plebiscito para aprobarla fue realizado en mayo de 1989) como a la de la transición democrática per se.

Tabla 6: Población estimada en Chile, 30 de junio de 1985. Distribución urbana y rural grupos. Grupos de edad por género.

En las elecciones presidenciales de 1989, como se indica en la Tabla anterior, las mujeres representaban 52.2% del total del electorado contra 47.8 puntos que representaban los hombres. Del total de las mujeres, 51.5 por ciento, votó por el candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia, Patricio Aylwin, es decir, 25.78% del electorado total.

En tanto, 32.5% votó por el candidato oficialista, líder de los Chicago boys, Hernán Büchi47 y 15.8 puntos por el conservador Erázurriz, que si bien no representaba al partido oficialista, sí formaba parte de la misma ideología política. Al hacer cuentas, 48.3% de las mujeres no concordaba con la oposición, asimismo, 25.1% del total de los votantes, estaba de acuerdo con las políticas económicas de la junta y no tenía reparo en continuarlas48.

Por otro lado, como se ha referido en el párrafo anterior, los hombres representaron 47.8% del electorado de 1989. De los cuales, 59%, o sea, 27.7% del electorado total, votó por la Concertación, que representaba la oposición al régimen encabezada por Aylwin, mientras 26 puntos se inclinó por Hernán Büchi y un sorpresivo 14.9 por Errázurriz. En total, 40.9 por ciento del voto masculino no apoyaba a la Concertación; una diferencia de 7.4 puntos porcentuales comparado con las mujeres49.

De acuerdo con los números expuestos, se confirman los datos oficiales en los que se resumen los resultados globales de las elecciones de la siguiente manera: Aylwin triunfó en la primera vuelta con más de la mitad del total del voto (55.2 puntos), mientras que el candidato oficialista quedó en segundo lugar con 44.8 por ciento.

La influencia de la Junta está aún representada en la composición del congreso y de manera más perceptible en la renuencia a llevar a cabo juicios políticos a los responsables de las masacres cometidas durante la dictadura, la anterior no sólo es un capricho, fue parte de los acuerdos entre las élites a la hora de realizar la constitución: un elemento clave que nos ayuda a demostrar que la clase media de 1989 poco tuvo que ver en la democratización de Chile.

La Tabla 6 también nos sirve para llegar a otro punto clave en el proceso de transición democrática y plasmar con datos duros el verdadero papel de la clase media.

¿Dónde se ubicaban los votantes? Siguiendo el patrón que Chile ha tenido durante toda su historia, la gente vota por un partido, no por un candidato. Por lo tanto, para ubicar geográficamente a los votantes, podemos recurrir a los resultados finales de las votaciones en el congreso.

De un total de 118 curules, 71 fueron para la Concertación de Partidos por la Democracia (encabezada por el Partido Demócrata Cristiano), 3 para la unión del Partido Amplio de la Izquierda Socialista con el Partido Radical Social Demócrata (PAIS/PRSD), y 46 para el oficialista Democracia y Progreso: los cuales sumaron 60, 2.5 y 39.3 por ciento.50 Caviedes muestra cómo las diferencias en preferencias electorales de las regiones rurales vs. las regiones urbanas51.

La Concertación tuvo un estremecedor triunfo en las regiones en 11 regiones urbanas, industriales y mineras: Atacama (norte), O'Higgins (centro) y Magallanes (sur), donde obtuvo 60 por ciento o más de los votos y de 54 a 57.9 puntos porcentuales en Aysén (sur), Bio-Bio (centro-sur), Maule, (centro), la Región Metropolitana del Gran Santiago (centro) y Antofagasta (norte)52.

Por otro lado, los oficialistas triunfaron en distritos como Iquique, Arica (ambos en el norte), San Felipe-Los Andes (centro), Linares-San Carlos, Villarica-Loncoche (centro-sur),53 los cuales son clasificados como rurales. Aunque la victoria de los oficialistas no alcanzó a rebasar 60 por ciento como sucedió en algunos casos con la Concertación (de 44.1 a 54 por ciento, su mayor porcentaje) concierne a más de la mitad de los votantes chilenos.

Si se toma en cuenta que, según estudios de la CEPAL y autores ya citados como Garretón, Arriagada, Atria, Maira, entre otros, la clase media en Chile es principalmente urbana, podemos concluir que su participación en el plebiscito de 1988 y las subsecuentes elecciones presidenciales de 1989, influyeron en el proceso de redemocratización de Chile, ya que su voto legitimó la llegada de la Concertación al poder y el liderazgo de la Democracia Cristiana.

Sin embargo, la Concertación siempre actuó con las manos atadas:
“The prospect that, at any moment, the military might again interfere with politics introduced an element of uncertainty and resignation into the campaign that could not be ignored”54.

Por lo tanto, el plebiscito de 1988 se puede catalogar como un voto masivo e incertero. Previamente a éste, nunca se hicieron saber los acuerdos claves, y secretos, por medio de los cuales la Concertación logró el permiso de la Junta para organizar las elecciones presidenciales55 ni los cambios a la Constitución que certificaban que la Junta seguiría teniendo una enorme incidencia en la agenda política del país.

Por otro lado, la recuperación económica tuvo como consecuencia una verdadera paz social, que irónicamente para el régimen, se dio en medio de una simbiosis con el renacimiento de la oposición. Al respecto, cabe remarcar la importancia de la economía sobre el acontecer político:

“The crisis of confidence that befell the military rulers after 1981 offered the partisan opposition a breathing space to regroup their forces, establish common lines of action, and achieve program cohesion. Thus, when the government recovered in 1986 the opposition was much better prepared for a confrontation than it had been at the end of the 1970s. A decade later, the opposition had abandoned its defensive position and challenged the government to justify its actions and test the support of those who, in 1978 and 1980, may not have been free to dissent. The solidity of that support was to be tested in the congressional and presidential elections of 1989”56.

Para 1985, el total de la población chilena era de casi 12 millones57. En las Tablas 7 y 8, se observa que la de las ciudades chilenas rebasaba los 8 millones. Es decir dos tercios de la población en Chile de mitad de la década de 1980 era ya urbana .


Tabla 7: Población estimada en las ciudades principales de Chile. Diciembre 1985
Tabla 8. Cambios demográficos en Chile (1920-1960)